
Caballero prisionero vestido con media armadura damasquinada y esmaltada en trasflor Primera mitad del S.XVI
Esta esculturilla pinjante, elaborada en oro, plata y plata sobredorada, representa a un prisionero ataviado con una armadura ricamente decorada, cuyo peto y espaldar imitan los intrincados diseños del damasquinado. Hasta la fecha, no se ha encontrado ningún otro ejemplar similar al caballero orosiano, quien, con un gesto solemne, levanta la celada con la mano derecha y descubre su rostro, dejando el yelmo apoyado sobre su cabeza desnuda.
Todo apunta a que esta pieza es de manufactura española, con posibles vínculos con la orfebrería barcelonesa de finales del siglo XVI. En este sentido, cabe mencionar una pasantía realizada en 1599 por Pere Pau Holler, en la que se incluye un pinjante con una celada abierta de características similares.
El minucioso trabajo de orfebrería de la armadura sigue el estilo de las armaduras de parada castellanas, con detalles meticulosamente esculpidos en el peto y un diseño ornamental de gran riqueza. Se pueden distinguir con precisión elementos como el barbote, que descansa sobre la gola, las hombreras, los brazales, los codales y las manoplas, completas con copas y dediles. La escarcela, a modo de faldellín de oro, está decorada con motivos vegetales esmaltados en rojo, azul y verde de trasflor. En las piernas, el caballero porta quijotes y grebas, aunque carece de escalpines y espuelas.
Un detalle particularmente significativo es que el prisionero se muestra esposado, con grilletes y cadenas de hierro, un elemento que remite a las fuentes documentales oscenses, donde se menciona la costumbre de los cautivos de colgar sus grillos en las rejas de las iglesias. Estas ofrendas eran un testimonio de gratitud tras recuperar la libertad. Es posible que este noble prisionero, liberado tras encomendarse a santa Orosia, dejara este precioso exvoto como símbolo de su devoción y agradecimiento a la patrona de Jaca.