¿Existían ya en la Edad Media las “piezas de imitación”? ¡#FelizFinDeSemana a todos y todas! Hoy os queremos hablar un poquito más del frontal de altar de Iguácel, la pieza protagonista de nuestros #coloresMDJ de esta semana. Y ya veréis que en esta tabla románica nada es lo que parece… El frontal de altar de Iguácel fue realizado en el siglo XIII y destaca por el notable bizantinismo de su estilo. Dicho bizantinismo puede apreciarse en el énfasis en los rasgos (especialmente, los ojos) de los personajes, el uso de fondos dorados y la riqueza ornamental que ostentan todas las escenas del frontal.De hecho, toda la pieza busca dar una impresión de gran riqueza, queriendo asemejarse a una obra de orfebrería. En el guardapolvo del frontal se aprecian una serie de cavidades que en origen estarían rellenas con esmalte de diversos colores. Con este se trataba de imitar la técnica de incrustación de piedras preciosas.La obra está realizada con pintura al temple sobre un fondo de madera de pino, contando también con aplicaciones de pan de plata. Sin embargo, los fondos simulan estar cubiertos de oro para dar mayor suntuosidad al frontal. Para ello, el autor los cubrió con pan de plata corlada. La corladura consiste en la aplicación de un barniz transparente coloreado (en este caso, de un tono ocre) para dar a la superficie plateada una apariencia de oro. Asimismo, los fondos fueron decorados con una serie de líneas sinuosas y motivos ornamentales; estos imitan los adornos que tradicionalmente se realizaban sobre el dorado mediante la técnica del embutido o el punzado.¿Os habíais fijado en estos detalles alguna vez? Estos «juegos de realidad» son muy frecuentes en la Historia del Arte, ¡y a nosotros nos encantan!