Hacia 1100
Iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés (Zaragoza)
Este mes de abril se conmemora la Semana Santa, por ello mostramos una escena que ilustra un momento de la Pasión de Cristo: el Prendimiento representado en las pinturas murales de Bagüés.
La iglesia parroquial de Bagüés, consagrada a los Santos Julián y Basilisa, data de finales del siglo XI y fue totalmente decorada en torno al año 1100 con las pinturas murales que hoy se conservan en el MDJ. Esta decoración pictórica al fresco constituye el mayor conjunto de pintura mural románica que conservamos en España y uno de los más importantes de Europa, ya que en sus muros podemos contemplar una auténtica Biblia en imágenes que narra la historia de la humanidad desde la Creación del hombre hasta la Ascensión de Cristo. Todo el conjunto destaca por su alta calidad artística manifiesta en su carácter narrativo, el moderno uso del lenguaje cromático al contrastar los tonos fríos utilizados para los fondos con los tonos cálidos usados en las figuras y en la enorme fuerza expresiva y el dinamismo de sus personajes.
La representación del Prendimiento de Cristo en Getsemaní se encuentra situada en el registro inferior del muro del Evangelio, en la zona más cercana al ábside y presenta una elaborada composición que mezcla detalles narrativos tomados de los cuatro evangelios. Preside la escena el momento del beso de Judas y los soldados que acuden a prender a Jesús: Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo, y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. Y enseguida se acercó a Jesús y dijo ¡Salve, Maestro! Y le besó. (Mt. 26, 47 y ss.) San Juan introduce el detalle de que en el momento del prendimiento, los soldados retrocedieron y cayeron a tierra. A pesar de que en la pintura románica no se representa la perspectiva, el maestro de Bagüés soluciona felizmente este detalle del numeroso grupo de soldados desmayados, utilizando el recurso pictórico de la multiplicación de perfiles en altura gracias al cual consigue crear la sensación de profundidad.
Pero es en el lado izquierdo de la escena en dónde encontramos la imagen más emblemática de todo el conjunto: San Pedro cortando la oreja a Malco, tal y como relata el evangelio de San Juan. Según Joan Sureda “en ninguna otra figuración románica hispánica la escena adquiere el dramatismo de Bagüés”. De hecho, la supuesta inexpresividad de la pintura románica, queda aquí rota por el dolor representado en la cara de Malco con la mandíbula desencajada y ese grito desgarrado que parece salir de lo más profundo de su alma.
¿TE HAS FIJADO EN…? El rostro de Malco presenta un gran paralelismo visual con los vivientes aterrorizados del Guernica de Picasso, lo que nos da una idea de la tremenda modernidad de este maestro de Bagüés.