Barroco. Siglo XVIII.
Pintura. Temple sobre cobre.
Procede de la Catedral de Jaca.
La pieza de este mes de abril está dedicada a la iconografía de la Virgen Dolorosa que podemos admirar en el cuadro barroco que se encuentra en la Sala Biblioteca del MDJ. Y es que el tema de la Dolorosa está íntimamente vinculado a la celebración de la Semana Santa. En este tipo de representaciones, María expresa su angustia producida por la Pasión y Muerte de su Hijo.
Se trata de una pintura de formato rectangular vertical que representa a María de medio cuerpo en postura tres cuartos de perfil, dirigiendo su mirada hacia el espectador, sobre fondo neutro. Está ligeramente inclinada hacia delante y con las manos cruzadas sobre el pecho, sujetando con la derecha un paño blanco y apoyando la izquierda sobre la anterior. Viste túnica blanca con los puños rojos, manto azul y cubre su cabello con un velo blanco. Su rostro es ovalado y lo forman rasgos delicados: finas cejas, grandes ojos almendrados, nariz estrecha, mejillas levemente sonrosadas y boca pequeña. Su expresión doliente queda reforzada mediante las lágrimas que caen sobre sus mejillas.
Otra de las iconografías utilizada para la Virgen de los Dolores es la representación de María con siete cuchillos clavados en el pecho, aludiendo a los siete dolores que padeció según las Escrituras: Profecía de Simeón el día de la Presentación en el Templo; Huida a Egipto; Pérdida de Jesús en el Templo y su encuentro entre los doctores; el Encuentro de Jesús con su Madre camino del Calvario; la Crucifixión; la Entrega de Cristo muerto en su regazo y la Sepultura de su Hijo.
La técnica utilizada para esta pintura fue el temple sobre cobre. Actualmente se entiende por temple aquella técnica que usa agua para desleír los colores y por aglutinante otra sustancia que no sea óleo, sino emulsiones de huevo, leche, látex de higo, colas, gomas, cera o alguna otra sustancia añadida al agua. Normalmente el soporte sobre el que se aplica el temple es la tabla o el lienzo.
¿SABIAS QUE…? El uso de otros soportes para el temple se puso de moda desde el Barroco, ya que se buscaban nuevos objetos lujosos y de apariencia extraña o novedosa, por lo que se conocen pinturas sobre piedras preciosas, metales, vidrio e incluso marfil. En nuestro caso, el metal utilizado fue el cobre. Fue un soporte muy popular a partir de finales del siglo XVIII, en obras generalmente de pequeño tamaño. Las ventajas que ofrece son su estabilidad y durabilidad, así como la superficie uniforme del metal que permite un acabado liso y brillante.