Situada a los pies del templo, tiene acceso desde un arco apuntado abierto en el muro del lado de la epístola y fue lugar de culto para los racioneros de la catedral. Se cubrió con bóveda de crucería estrellada a inicios del siglo XVI y se decora con un retablo coetáneo de transición entre el gótico y el renacimiento. El trono de honor lo ocupa el grupo de santa Ana con la Virgen y el Niño. Una escultura de dulce naturalismo y rostros expresivos relacionada con el retablo de Santa Ana que ejecutara el taller de Damián Forment, hacia 1522, para la catedral de Huesca. A ambos lados, dos grandes tablas representan a san Jerónimo y santa Elena. Otras cinco tablas menores completan el repertorio del banco: santa Orosia -patrona de la diócesis-, san Miguel, el Santo Entierro, san Juan Bautista y santa Catalina de Alejandría.