Diario del traslado del coro al Altar Mayor. 1919

La ciudad de Jaca ha tenido la enorme suerte de disponer, a través de los siglos, de una serie de cronistas o de medios de comunicación que nos permiten ver y entender cómo hemos sido. Nos permite saber cómo afectó a la población la realización de obras o la llegada de personajes o hechos históricos y que nos dejan ir terminando el «puzzle» de nuestra propia historia.

Hace poco celebramos el 150 Aniversario de «Pirineo Aragonés», uno de los periódicos más antiguos de Aragón, que sigue la estela de otras publicaciones locales que aparecieron en el ocaso del siglo XIX en imprentas jaquesas y que nos han dejado una importante serie de crónicas con un tremendo valor sociológico. Pero es cierto que esa propia tradición periodística la podríamos arrancar ya en el siglo XVI con la aparición de cronistas como Villacampa que con una dilatada vida nos acercan de primera mano a ese esplendoroso siglo tan plagado de acontecimientos en nuestra ciudad en general, y en nuestra catedral en particular. Esa misma idea es la que nos queda a día de hoy con la aparición de medios digitales que dejarán una generosa información para generaciones venideras.

Con esta idea queremos acercarnos hoy al semanario «LA UNIÓN. Semanario Regional Independiente», regido por la viuda de Ramón Abad y que situaba su sede en el número 32 de la calle Mayor de Jaca. Sabemos que en el año 1919 se produce la obra de traslado del órgano y coro barrocos de nuestra catedral, al emplazamiento actual en el Altar Mayor. Una de esas cuestiones tan demandadas por los visitantes que muestran su extrañeza al disponer de esos elementos en un lugar en el que habitualmente encontraríamos un retablo.

A prinicpios del año 1919, este semanario nos va a dejar dentro de la sección «Gacetillas» una suerte de crónicas que nos van a contar, casi a modo de diario, como se preparó ese traslado y el trasiego que supuso para la celebración del culto en la seo jaquesa.

Jueves, 23 de enero de 1919

Entre noticias dedicadas al final de la Primera Guerra Mundial, la proximidad de la festividad del Carnaval y de los problemas para los soldados españoles en el norte de Marruecos, el semanario nos comienza a contar que los trabajos previos al traslado ya han comenzado.

Esa labor, que cambiará para siempre la perspectiva visual de toda la catedral, parece ser acogida con alegría. Y es que, desde principios del siglo XX, conocemos que nuestro templo empieza a adquirir la importancia que reconocen actualmente especialistas e historiadores con respecto al templo románico.

Es posible que la idea de traslado fuera una idea ya preconcebida por el cabildo desde ya el año 1788, que es la fecha en la que un documento catedralicio empieza a informar de graves problemas estructurales en la fábrica del ábside románico meridional y que concluyen con una ampliación decorada por los maravillosos frescos de fray Manuel Bayeu acabados en 1792. La propia medida del nuevo ábside parece corroborar la idea ya del traslado que debió pararse, por motivos económicos, hasta este año 1919.

Lamolla es el arquitecto impulsor de tal obra, aunque no fue la única que realizó en nuestra localidad en aquel momento.

Jueves, 27 de febrero de 1919

Como nota meramente informativa, se comunica a los fieles el traslado de los sermones cuaresmales a la iglesia del Carmen, salvo el Miércoles de Ceniza que se celebrará en la Capilla de la Virgen del Pilar. Recordamos que esa capilla se ubicaba en la que actualmente es la Sala Refectorio del MDJ.

Seguramente muchos de los que estáis leyendo esto, estaríais deseando poder viajar en el tiempo a admirar los avances de una obra tan magna en la nave central de la catedral.

Jueves, 3 de abril de 1919

El 3 de abril se nos informa de lo adelantado de aquellas obras. Debieron ser momentos de muchos nervios a una semana vista de la inauguración de la obra.

También resulta interesante comproban tan rápido avance del traslado del coro y del órgano. Por la prontitud y rapidez de las noticias que nos han llegado suponemos que debió ser una obra bastante ambiciosa por parte del cabildo y el obispo Castro Alonso.

Seguramente esa celeridad para la conclusión de los trabajos debieron deberse al hecho de interrumpir lo menos posible el culto en el templo.

Además, como ya vemos, se nos presenta la fecha para la gran inauguración: El 10 de abril de 1919 será el día para tan importante acontecimiento.

Jueves, 10 de abril de 1919. Inauguración.

Para la inauguración nos topamos con la única crónica que no aparece en «Gacetillas», si no una especie de especial sobre la catedral. En ella además se refiere a d. Cosme Blasco, cronista de Huesca que nos hace dar un doble salto temporal: Del S.XXI al XX y, de ahí, al S.XIX.

Resulta llamativo el último parrafo de la segunda página en el que se alaba la predisposición de los artistas que lo dieron todo para finalizar la obra. Debió ser un esfuerzo titánico para acabar lo que directamente se comenta como una «quimera». Y es que debemos pensar que, en apenas 2 meses, hemos pasado del estudio previo de Lamolla a un Altar Mayor nuevo y con un órgano restaurado en el emplazamiento que conocemos a día de hoy.

La catedral entraba en el siglo XX con una obra ambiciosa. Entre esos artistas destaca el «joven artista local» José Luz como encargado de realizar el nuevo altar para terminar de cerrar el espacio. 

Si repasamos muy por encima la hisrtoria de ese altar dispondríamos en Edad Media de un ábside románico con altar en el centro, un altar presidido por un iimponente retablo pétreo obra de Juan de Bescós dedicado a San Pedro, la obra del S.XVIII con los frescos de Bayeu presidido por un baldaquino presidido por San Pedro, un altar como el que se describe en la crónica (foto) y levantado en altura y forma piramidal en tres galería y acompañado por los relicarios a ambos lados, y por ultimo, el altar tal cual lo conocemos hoy.

 

El nuev altar con el órgano ya en el ábside central. Juan Mora. Archivo DPH
Detalle del nuevo altar tras el traslado del coro. Compairé. Archivo DPH

Jueves, 17 de abril de 1919.

Una semana más tarde, se hace una especie de resumen de todo lo que ha supuesto la obra y de cómo otro medio, en este caso el Boletín Eclesiástico de la Diócesis recoge recoge el entusiasmo con el que la población había acompañado hasta llenar las naves de la catedral, en un día tan señalado.

Por otro lado se nos ofrecen algunos datos técnicos con respecto a la construcción de ese nuevo altar. Por ejemplo se nos describe el tipo de piedra como «Piedra de Murcia» y que el artista habría optado por un monumento que se adaptara a la arquitectura del templo por lo que se basa en estilo románico. Pero dentro de ese apartado, un apunte sorprendente, el peso: 15 toneladas con un total, en bruto, de unas 22. Una obra de gran envergadura que debió sorprender a los habitantes de la ciudad y del entorno. Sería curioso, desde nuestro punto de vista, el haber podido ser ciudadanos de Jaca y haber podido contemplar el cambio que debió suponer el ver tu catedral con el órgano a los pies, a poder entrar por la portada occidental y que tus ojos te lleven, sin ningún tipo de estorbo, hasta el Altar Mayor.

De hecho pensemos en la capacidad para los fieles del templo. A partir de este momento, en días importantes como el 25 de junio, Santa Orosia, o en Semana Santa esa capacidad de público se habría visto ampliada con creces. 

Debemos pensar en que tal vez esa cuestión (la de la capacidad del templo) pudo ser bastante demandada desde que fray Manuel Bayeu dió la última pincelada a los fabulosos frescos del ábside central si bien una de sus obras, la entrega de las llaves a San Pedro, quedará para siempre tapada por la grandiosidad del órgano

Esperamos que os haya gustado esta entrada y que hayamos podido resolver alguna duda de este momento tan curioso y tan «polémico» para muchos de los que nos visitan a la catedral. Si tenéis alguna inquietud o si queréis comentarnos alguna cosa, como si os hubiese gustado más dejar el coro a los pies no dudéis en hacerlo.

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