s. XVII
Óleo sobre lienzo
Catedral de San Pedro de Jaca
Este mes mostramos esta pintura expuesta en el ámbito barroco del museo que representa a Santa Bárbara cuya festividad se celebra el 4 de diciembre. Según la Leyenda Dorada, Santa Bárbara era la hija de un rico noble de Nicomedia llamado Dióscoro el cual, ante la gran belleza de la joven, mandó construir una torre en la que la encerró para evitar que se enamoraran de ella. Esta joven que sobresalía por su extensa cultura rechazó la religión pagana de sus padres y se puso en contacto con Orígenes considerado el hombre más sabio del mundo, gracias a quien abrazó el cristianismo. Cuando Dióscoro descubrió la conversión de su hija, la acusó ante el gobernador Marciano y tras ser cruelmente martirizada fue sentenciada a muerte, siendo su propio padre quien la decapitó en un monte cercano. Inmediatamente después, Dióscoro murió al ser alcanzado por un rayo de ahí que Santa Bárbara sea abogada frente a las tormentas y patrona de los artilleros, los canteros, los mineros y otras profesiones relacionadas con el manejo de explosivos.
En esta obra Santa Bárbara dirige su mirada hacia un cielo cubierto que presagia la tormenta. Es una joven ataviada con lujosas vestimentas que sujeta una palma alusiva a su martirio y se apoya, en una pose poco natural, sobre una torre que presenta dos cuerpos claramente diferenciados. La parte inferior de la torre, de factura más elaborada, cuenta con tres ventanas que simbolizan la Santísima Trinidad para aludir a su conversión al cristianismo y remata en almenas, mientras que la estructura circular superior, más sencilla, podría tratarse de un añadido posterior.
Esta obra se enmarca estilísticamente en la corriente barroca y en ella contrasta la ejecución poco cuidada de la anatomía humana frente al magnífico tratamiento de la luz y la riqueza y el colorido de las vestimentas.
¿SABÍAS QUÉ…? Esta pieza ocupaba el espacio central de un retablo renacentista que decoró la capilla de Santa Bárbara de la Catedral de San Pedro de Jaca en el lugar donde actualmente se encuentra la capilla barroca del siglo XVIII dedicada al Santo Cristo. En 2010, durante la última remodelación del Museo Diocesano, el lienzo se separó del conjunto para ser expuesto en el ámbito dedicado al Barroco, mientras que el resto del retablo se ha instalado recientemente en la Iglesia del Carmen de Jaca.