Renacimiento. Siglo XVI.
Escultura en madera policromada.
Procede de la Catedral de Jaca.
Para estas fiestas navideñas, qué mejor imagen para mostraros como Pieza del Mes de Diciembre que esta magnífica Natividad procedente del retablo de san Jerónimo de la Catedral de Jaca. Este retablo, de estilo renacentista, fue financiado por el obispo don Pedro Baguer en el siglo XVI. El comitente eligió para ubicar la capilla dedicada a San Jerónimo el ábside norte de la Catedral, justo al lado del espacio en el que, con el paso de los años, se levantó su monumental sepulcro en alabastro.
Se trata de una escultura con una sencilla composición: en el centro de la acción se sitúa el Niño Jesús junto con la Virgen y san José. También aparece la clásica representación de la mula y el buey en un fondo de elementos arquitectónicos. La paleta cromática es bastante reducida, utilizando a penas los tonos marrones de las carnaciones y los cabellos; destacando ante todo el trabajo de sobredorado de los vestidos.
A la izquierda aparece la Virgen María rubia con el pelo suelto, muy joven, arrodillada, juntando las manos para adorar al Niño Jesús. Frente a ella San José es representado mucho más mayor, con barba y pelo largo, apoyándose sobre un bastón. Abre sus brazos para contemplar a su hijo. En el centro se encuentra Jesús, encarnado en la figura de un bebé desnudo en su cuna, punto central de la escena. Por último, junto al Niño, completan la composición unos simpatiquísimos mula y buey pues parece que sonríen y divierten al pequeño durante su adoración.
Para los primeros cristianos, la historia de la Natividad de Cristo era difícil de representar ya que la Biblia no ofrece demasiados detalles al respecto. Normalmente los artistas recurrían a los textos apócrifos en busca de más detalles con los que completar las escenas. Se consultaron en particular el Evangelio de Pseudo-Mateo y el Protoevangelio de Santiago, que cuentan el nacimiento y la infancia de Jesús. Según la interpretación literal de estos textos, la iconografía representaba el momento del parto de la Virgen, quién solía aparecer tumbada, a veces acompañada de las comadronas Salomé y Zelomí, con un Niño Jesús envuelto en pañales y un San José en un plano secundario de la escena. Será a partir de los siglos XIV y XV tras las visiones de Santa Brígida de Suecia, cuando se produzca el cambio más generalizado en la actitud de los personajes. Así la Natividad física de Cristo será sustituida por la representación de un nuevo tema: la Adoración de Jesús.
¿Sabías que…? Originariamente el lugar donde se desarrolla el Nacimiento solía ser, según los textos apócrifos, en el interior de una cueva o en un pequeño pesebre de madera. Sin embargo en esta Natividad, la arquitectura que hay al fondo de la escena ha sido voluntariamente representada en ruinas, ya que tal vez simbolizaría la destrucción del paganismo gracias al nacimiento de la nueva fe cristiana.