Románico, hacia 1200
Pintura al fresco arrancada y traspasada a lienzo
Procede de la iglesia parroquial de Nra. Sra. de la Asunción de Navasa
Se acerca el fin de este año 2020 y, con ello, damos fin a la celebración del décimo aniversario del MDJ para dar paso a la de la Navidad. Queremos por ello finalizar este repaso por las obras clave de nuestra colección redescubriendo con vosotros las pinturas murales de Navasa, pieza escogida para este mes.
Este fragmento de fresco, expuesto en la sala Refectorio del MDJ, procede de la cabecera de la iglesia parroquial de Navasa. Formaba parte de un programa iconográfico organizado en tres niveles, con un sentido de lectura ascendente. Así, por el registro inferior del ábside discurría un calendario de tareas agrícolas, sobre el que desplegaba un nivel intermedio dedicado a la infancia de Cristo: a la izquierda de la ventana central, probablemente apareciesen el Nacimiento y la Adoración de los Pastores, mientras en el lado derecho se representó la Adoración de los Magos y la Huida a Egipto. En la bóveda, el ciclo culminaba con la imagen de la Maiestas Domini, en la que Cristo estaba acompañado por los Evangelistas, dos arcángeles y las santas figuras de María y San Juan Bautista.
En el fragmento que nos ocupa, los personajes se disponen sobre un llamativo fondo de franjas verdes y azules para conformar las escenas de la Epifanía y la Huida a Egipto. En ambas, la coprotagonista es la Virgen, pues el templo de Navasa se encontraba bajo su advocación y el culto a su figura cobró importancia desde finales del siglo XII. Su importancia se resalta en la Epifanía, ya que ella y el Niño aparecen representados bajo un palco con cortinajes de inspiración bizantina. Ante este, las figuras de los tres Reyes Magos rinden pleitesía a Cristo. Aparecen ya identificados por sus nombres, pero todavía representados como símbolo de las tres edades del hombre (la senectud, la adultez y la juventud), como podemos distinguir gracias a sus diferentes barbas.
La siguiente escena es la Huida a Egipto, en la que vemos a la Virgen y a Cristo montando sobre un caballo. Este está enmarcado por dos árboles (que indican que la escena discurre en un exterior) y su aspecto es muy curioso: sobre su pelaje amarillo se disponen topos de color blanco, mientras levanta las dos patas del mismo lado. Estos rasgos son atributos de su valor, pues los topos nos indican que estamos ante un caballo manchado (los más cotizados en el Medievo), mientras que el movimiento de sus patas, lejos de ser un error, se conoce como “paso de ambladura” (con el que se entrenaba a los caballos para que su trote fuera más cómodo para las mujeres).
¿Sabías que…?
La parte inferior del ábside de Navasa estaba decorada con un menologio o calendario agrícola. Solo se han conservado las representaciones de los meses de julio y agosto, simbolizados mediante la siega del trigo y su trilla mediante mayal respectivamente. Este tipo de calendarios eran muy habituales en el arte románico, y se cree que también la portada sur de la catedral jaquesa contó con uno en su parte superior.