Renacimiento. Siglo XVI.
Escultura en madera policromada.
Procede de la Catedral de Jaca.
Empezamos este nuevo año con una imagen de la Epifanía procedente del mismo retablo de San Jerónimo que ya os mostrábamos el mes pasado. Esta pieza fue concebida por el imaginero Jorge de Flandes, entonces afincado en Sangüesa, y posteriormente policromada por Pedro de San Pelayo y Antón Claver. El encargo de la familia Baguer se caracteriza por su originalidad frente a otros retablos renacentistas, al adoptar una disposición poligonal condicionada por la forma semicircular de la capilla románica que lo acoge.
El retablo se encuentra presidido en el centro por la imagen de San Jerónimo, de la cual toma su nombre, y en torno a esta se disponen otras figuras santas. Sin embargo, esta pieza cuenta también en su parte inferior (denominada “banco”) con cinco entrañables escenas dedicadas a la Virgen y al Nacimiento de Cristo. De izquierda a derecha pueden apreciarse el encuentro de Santa Ana y la Virgen, el Nacimiento, la Epifanía, la Visitación y la Anunciación.
Los ocho personajes que protagonizan la Adoración de los Reyes están llenos de movimiento y expresividad. Todos ellos se disponen de forma circular y sus miradas convergen en un mismo punto, dónde al situarse el Niño este se convierte en la figura central del conjunto. En primer plano aparece una joven Virgen sentada, detrás de la cual se encuentra san José de pie. Ella sujeta entre sus brazos al Niño, que se gira hacia los Reyes Magos en actitud de bendecir. Esta postura de Cristo emula a la habitual en las representaciones medievales del tema, en las que se hacía alusión a la ceremonia de vasallaje. Melchor, Gaspar y Baltasar se sitúan escalonadamente para adaptarse al espacio disponible y en sus manos portan copas con los presentes que se disponen a ofrecer al Niño. Al fondo, se asoman las cabecitas de dos pajes.
El tema de la Epifanía tiene como principal fuente el Evangelio de san Mateo, en el que se dice que unos magos venidos de Oriente se dirigen hacia Belén siguiendo una estrella, con el fin de adorar al Niño y entregarle oro, incienso y mirra. No obstante, este texto no especifica su número, sus nombres o si estaban acompañados por animales o pajes; todos estos elementos fueron consolidándose en las representaciones artísticas con el paso del tiempo, a partir de los datos aportados por las fuentes apócrifas.
¿Sabías que…?
Mientras la Adoración de los Pastores simboliza la idea de la salvación del pueblo de Israel al ser elegido por Cristo, la Adoración de los Reyes significaría también la salvación de los gentiles y, por tanto, de toda la humanidad. Sin embargo, Melchor, Gaspar y Baltasar no siempre fueron “reyes”: san Mateo habla de ellos como magos venidos de Persia, pero al considerarse este título algo peyorativo se modificó su condición en el siglo III.