Siglo XV, segundo cuarto
Fresco arrancado y traspasado a lienzo
Ermita de Nuestra Señora de Ipas (Huesca)
La ermita de la Virgen de Ipas fue un santuario que alcanzó una enorme importancia en nuestra zona. A él acudían en romería gran afluencia de fieles el 8 de septiembre, Natividad de la Virgen, y desde los pueblos de Baraguás, Bergosa e Ipas subían, por voto, con sus cruces parroquiales para venerar las reliquias allí custodiadas. Asimismo, de la relevancia del Santuario da idea el hecho de que el Cabildo de la Catedral de Jaca en pleno asistía en procesión uno de los días de rogativas y que en Jaca llegó a existir una Cofradía encargada del mantenimiento del templo a la que sólo podían pertenecer los hijos de nobles de la ciudad. Sin embargo, en el siglo XX el Santuario de Nuestra Señora de Ipascayó en el olvido y se fue deteriorando hasta alcanzar el estado de ruina que presenta en la actualidad, de ahí que en 1969 se decidiera proceder al arranque de sus pinturas murales.
La ermita estuvo decorada con pinturas murales, datadas en el siglo XV, que pertenecen a la corriente del gótico internacional y constituyen un ciclo de vivos colores y gusto por el detalle ornamental, posible obra de un hábil artista local. Se conservan tres fragmentos que representan los esponsales de María y José, el Calvario y la Virgen con el Niño ante una familia de donantes, escena esta última que hemos elegido como pieza del mes por ser la que actualmente se puede ver expuesta en el MDJ.
En este fragmento aparece la Virgen entronizada con el Niño en sus brazos y ante ellos una familia de donantes presentada por San Juan Bautista, posiblemente su santo protector. La composición responde a las fórmulas de la perspectiva propias del momento logrando la idea de tridimensionalidad gracias a la representación del trono y de la techumbre. Además, dado el gran valor que posee la pintura mural como fuente documental para conocer la vida cotidiana en la Edad Media, la representación de los donantes nos permite conocer la moda imperante en el siglo XV. No podemos olvidar que la vestimenta cambiaba mucho en función de la clase social a la que se pertenecía; de hecho, las prendas de tejidos más ricos y tintadas, como las que visten estos personajes, estaban reservadas únicamente para familias acomodadas. En cuanto a los tocados, es sabido que en la Hispania cristiana medieval, las mujeres debían llevar la cabeza cubierta como signo de pudor y sólo las doncellas llevaban la melena suelta, por eso la mujer lleva una toca ceñida, mientras que la niña presenta el cabello descubierto y decorado con una cinta que identificaba a las doncellas por ser símbolo de virtud y castidad.
¿SABÍAS QUÉ…? En la segunda mitad del siglo XVI este santuario de Nuestra Señora de Ipas prestó cobijo a las Monjas Benedictinas de Jaca, que escapaban de la peste que azotaba Jaca. Permanecieron en este lugar tres años, de 1563- 1566, y hay constancia de que hicieron elección de abadesa en 1564, regresando al monasterio jaqués en cuanto hubo pasado la epidemia