Los ladrones de Bagüés.

En muchas ocasiones nos preguntáis por qué a los ladrones de Bagüés se les representaron los brazos de una manera tan extraña. Las extremidades de Dimas y Gestas aparecen retorcidas y atraviesan el travesaño horizontal de sus cruces, mientras que Cristo ha sido crucificado con clavos.

El motivo de esta curiosa representación es simple: ¡diferenciar bien a Cristo de los ladrones! Es un convencionalismo formal que probablemente se habría originado en el arte francés, y que se repite en otras obras románicas. Puede observarse, por ejemplo, en uno de los laterales del Arca Santa de Oviedo o en la portada occidental de la abadía de Saint-Pons-de-Thomières. Se considera que esta forma de representar a los ladrones, con sus brazos partidos, podría derivar de la costumbre judía de quebrar las piernas de los reos crucificados. Los brazos habrían sustituido a las piernas en las imágenes románicas al ser esta imagen más clara y sencilla. Cristo, por tanto, aparecería con sus extremidades íntegras ya que a él no se le llegaron a fracturar las piernas; en su lugar, se le clavó una lanza en el costado, de cuya herida brotó sangre y agua (Jn 19, 31-34).

 

Aunque el de Bagüés sea un convencionalismo iconográfico bastante inusual, a lo largo de la Historia del Arte la distinción entre Cristo y los ladrones se ha seguido manteniendo. Autores más modernos, como Antonello da Messina, representaban los cuerpos de los ladrones atados y retorcidos en contraposición al de Cristo, armonioso y con la herida en el costado.

¡Esperamos que os haya gustado!

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