Románico. Siglo XII.
Piedra labrada
Procede del claustro de la Catedral de Jaca
Este mes de marzo queremos dedicarlo a arrojar algo de luz sobre uno de los capiteles pertenecientes al antiguo claustro románico de la Catedral de Jaca. Es conocida por todos la mala suerte que corrió este espacio en el siglo XVII, pues tras su desmontaje sus capiteles se dispersaron y fueron reaprovechados en otros espacios de la ciudad (el conjunto original contaría con unas setenta piezas). Esta circunstancia ha supuesto que los capiteles románicos, ya enigmáticos de por sí para la mirada del siglo XXI, se encuentren en la actualidad completamente descontextualizados, especialmente en los espacios donde fueron recolocados de manera arbitraria. Este fue el caso del pórtico sur de la Catedral y de la Sala Capitular.
De esta última procede la pieza que nos ocupa este mes, totalmente cubierta por decoración figurada en sus tres caras visibles. Los dos laterales, más cortos, están presidios respectivamente por un hombre y una mujer. La figura masculina se asoma por encima de una estructura parecida a un estrado o púlpito, mientras levanta su mano derecha en un gesto que podría entenderse como un saludo o una bendición. Similar actitud adopta la mujer situada en el extremo opuesto; esta lleva sus cabellos sueltos y parece vestirse a la romana, con una especie de palla en la que puede observarse un broche de forma circular. Dos hombres enfrentados y en posición simétrica completan la cara principal del capitel. También se hallan ataviados con ropajes de inspiración clásica, y uno de ellos señala a la serpiente que el otro porta sobre su hombro, mientras que con sus manos libres recogen sus túnicas.
Las vestimentas romanas, así como el tratamiento los pliegues y la anatomía, denotan cierta relación entre este capitel y el conservado en la Iglesia de Santiago. Este último también cuenta con figuras de amplios mofletes y párpados carnosos, a la vez que unos leones muy similares a los del claustro coronan sus esquinas. A. García Omedes ha extendido este vínculo hasta encontrar semejanzas con la Porte Miègeville de Saint-Sernin de Toulouse, atribuyendo el capitel románico de la Sala Capitular a la mano del Maestro Esteban. Asimismo, este investigador apunta a una cierta dependencia de esta obra con otras que se conservan en el Castillo de Loarre, realizadas en la generación anterior, en base a la decoración del cimacio con cabecitas de dragones enmarcadas por roleos.
¿Sabías que…? La serpiente, que aparece en el capitel sostenida por una de las figuras, es un animal muy recurrente en la Catedral de Jaca. Puede encontrarse en el tímpano, en varios canecillos del ábside sur o en capiteles del interior del templo. Símbolo del mal y el pecado, según A. García Omedes en el caso de la Sala Capitular serviría para identificar a los “justos a los que ni las serpientes ni los leones les asustan”.