Localización: Altar de la Catedral de Jaca.
Autor: Fray Manuel Bayeu Subías.
Estilo: Barroco.
En el mes de marzo y con motivo de su celebración traemos una de las figuras más importantes para la Iglesia, San José. Según el Evangelio de Mateo, José era de oficio artesano, lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que enseñó también a su hijo. Aunque era de condición humilde, Santiago de la Vorágine, el más famoso recopilador de hagiografías del siglo XIII y los evangelistas Mateo y Lucas, lo presentan como perteneciente a la estirpe del Rey David. A pesar de que se desconoce la fecha de su muerte se acepta que murió antes de que Jesús empezara su predicación y su vida pública.
José constituye uno de los tres pilares que componen el modelo de familia cristiano. No es considerado un padre adoptivo, ya que no hubo ninguna adopción, sino que sencillamente fue la persona que, según la tradición cristiana, Dios eligió para constituir una familia para Jesús.
San José fue el esposo de María y al poco de casarse con ella, supo que ésta había concebido un hijo, y no era de él, pero “como era realmente bueno y no quería denunciarla, determinó repudiarla en secreto” (Mateo 1:19). Sin embargo, un ángel se le apareció en sueños y le reveló que el hijo de María había sido concebido por obra del Espíritu Santo, con lo que San José decidió asistir al nacimiento del Niño en Belén.
Tras el nacimiento de Jesús, San José fue de nuevo avisado por el ángel de la persecución de Herodes el Grande y condujo a su familia a Egipto. A la muerte del monarca decidieron volver, pero esta vez no se establecieron en Belén, sino en Nazaret de Galilea, donde ejerció su oficio de carpintero.
Los evangelios citan por última vez a San José en el episodio en el que Jesús se perdió durante una visita a Jerusalén, y fue hallado por sus padres en el templo, discutiendo con los doctores.
El culto a San José se extendió primero entre las comunidades cristianas de Egipto y Oriente y a Occidente tardó más en llegar. En el siglo XIV se comienza a festejar el 19 de marzo como la fecha de la muerte de San José. En 1870 fue proclamado patrón de la Iglesia Universal por el papa Pío IX y en 1955 el papa Pío XII instituyó la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo. También es patrón de los carpinteros y los moribundos.
El hecho de que José de Nazaret sea mencionado como padre putativo de Jesús, ha dado lugar a una etimología popular del diminutivo nombre de José como “Pepe”. Según esta opinión, se trata de un acrónimo resultante del conjunto de ambas iniciales: P. P
¿Sabías que…?
San José suele aparecer representado con el Niño en brazos y en algunas ocasiones cogido de la mano; en la otra lleva un bastón con una vara de azucenas, en alusión a la narración según la cual una vez reunidos los viudos del pueblo, cada uno con su vara, “aquella sobre la que el Señor mostrase un signo sería el elegido para desposar a María”.