Procede de la Iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés (Zaragoza)
Fresco arrancado y traspasado a lienzo
Hacia 1100.
En este mes de mayo, dedicado desde hace siglos a María, volvemos al románico y, en especial, a las pinturas murales de Bagüés que se encuentran actualmente expuestas en la sala construida ex professo en 1970 respetando las medidas de la Iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés. Estos frescos constituyen la joya de la colección del MDJ y conforman uno de los mayores conjuntos de pintura mural románica conservados en Europa. Es la llamada Capilla Sixtina del arte románico español en la que podemos imaginar cómo eran las iglesias románicas, llenas de vida y color, alejadas del aspecto gris y pétreo que de ellas nos ha llegado. A través de los frescos de Bagüés podemos contemplar una completa Biblia imágenes, una auténtica Biblia de los Pobres, que narra la Historia de la Humanidad desde la Creación del hombre hasta la Ascensión de Cristo al Cielo. Estas pinturas que en origen decoraban los muros de la Iglesia de Bagüés, fueron realizadas para educar y enseñar a la mayoría de la población que, en época medieval, era iletrada.
En concreto, y para celebrar la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel que se celebra a finales del mes de mayo, nos vamos a centrar en cómo representa el maestro de Bagüés, el pasaje recogido por San Lucas (Lc 1,39-46). Según narra el evangelista, la Visitación tiene lugar en la casa de Zacarías. Por ello, el pintor de Bagüés coloca a los personajes bajo una doble arquería, simulando así que la escena se desarrolla en un interior doméstico en el que tiene lugar el abrazo de las dos mujeres, remarcando el pintor el avanzado estado de gestación de Isabel a través de un abultado vientre. Además aparece una figura femenina separada de la escena, de la cual no se sabe seguro a quién representa, pudiéndose interpretar como María Celofás, María Salomé o incluso como una doncella de la Virgen que porta un regalo para Isabel. En cualquier caso, esta «misteriosa» mujer sirve de testigo del abrazo entre las dos primas.
¿Sabías que…? Es de la conversación entre María e Isabel, de donde surge parte de la oración dedicada a María, siendo además la oración principal del Rosario y del Ángelus. Por aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Lucas 1,39-46.