Procedencia: Catedral de San Pedro de Jaca
Cronología: Finales del siglo XVII. Barroco
Medidas: 134 cm. x 104 cm.
Con motivo de la celebración de la Santísima Trinidad este mes de mayo, la pieza elegida es el precioso cuadro de “La Doble Trinidad”, un óleo sobre lienzo, de estilo barroco, que procede de la catedral de San Pedro de Jaca y que se conserva y está expuesto en el Museo Diocesano. La iconografía de la Trinidad es una parte muy importante del arte cristiano. Representa artísticamente el dogma de la Santísima Trinidad, de modo que los fieles accedan a una imagen de Dios como “uno y trino”, idea que a lo largo de la historia del cristianismo ha dado lugar a numerosas controversias, con repercusiones en su forma de representación.
Se trata de una pintura con una composición aparentemente sencilla y clásica, pero que encierra un gran contenido simbólico: en sentido horizontal se representa la Trinidad Terrestre compuesta por la Virgen, San José y el Niño Jesús, que sirve como nexo de unión hacia la Trinidad Celeste, dispuesta en el eje vertical. Los colores cálidos y brillantes de los personajes destacan sobre el fondo oscuro, al estilo del claroscuro y el tenebrismo barroco.
El fondo en el que aparece la Sagrada Familia es muy sencillo, apenas un suelo árido con algo de profundidad, haciendo referencia a la esfera terrestre, donde desarrollaron su vida estos personajes. En la parte izquierda, la Virgen María está de pie, de perfil, dando la mano a su hijo y mirándolo con ternura. Es representada como una mujer joven, vestida con una túnica rosa y manto azul oscuro. A la derecha San José también aparece como un hombre joven, representación que será cada vez más frecuente. Viste una túnica de manga larga azul claro, sujeta a la cintura por una cinta roja y le cubre un manto dorado. En su mano sostiene una vara florida y es el único personaje nimbado.
En la parte superior, y como alusión al plano celeste, el pintor realizó un Rompimiento de Gloria en medio del cual Dios Padre emerge poderoso vestido con túnica azul oscuro y manto rojo y apoyando su mano izquierda sobre la bola del mundo. Sus rasgos están desdibujados, son poco nítidos, pero se intuye un personaje anciano, con pelo cano y barba blanca, del que emana toda la Luz que se derrama hasta la Sagrada Familia de la parte inferior. Por debajo del Padre, una paloma blanca con las alas extendidas simboliza el Espíritu Santo.
¿Sabías que…?
El Niño Jesús es el foco principal del cuadro; es el personaje más importante ya que es el eje central y el nexo de unión de ambas trinidades. Se trata de un niño de cabellos largos que lleva vestiduras blancas con bordados dorados en cuello, puños y bajos y lleva en la cintura una cinta roja. Sus gestos hacen de enlace entre los dos conjuntos: con una mano sostiene la mano de su madre, la Virgen, mientras que con la otra señala a su padre, San José. Al mismo tiempo su mirada se dirige hacia el cielo buscando a su Padre Eterno y al Espíritu Santo.