Renacimiento, primera mitad del siglo XVII
Óleo sobre cobre
Procede de la Catedral de San Pedro de Jaca
El MDJ es conocido principalmente por su colección de arte románico, si bien en una segunda planta podemos encontrar obras del periodo Gótico, del Renacimiento y del Barroco, y es a este último movimiento al que pertenece la pieza seleccionada para este mes.
En ella se ha representado la visitación de la Virgen, embarazada de Jesús, a su prima Isabel. Isabel estaría embarazada a su vez de San Juan Bautista. Esto se puede intuir por una cita del pasaje de San Lucas: “cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno” (Lucas 1, 41). María decidió ir a visitar a Isabel tras el comunicado del arcángel San Gabriel, el cual le anunció no solo su propio embarazo, sino también el de su prima.
A pesar de que muchas escenas de este tipo suelen representarse en interiores, podemos ver en este caso tanto a la Virgen como a Santa Isabel en un exterior, con un paisaje de fondo y acompañadas por dos hombres, probablemente San José y Zacarías, esposos de ambas primas.
Es interesante cómo este tema iconográfico se ha acabado convirtiendo en un símbolo de apoyo o amistad entre dos mujeres, siendo una escena que a lo largo de la Historia del Arte ha dado rienda suelta a los artistas para poder representar los afectos humanos de distintas maneras, por eso las protagonistas pueden aparecer abrazadas, cogidas de las manos o incluso besándose las mejillas, como vemos en el frontal de altar de Santa María de Iguácel en estilo románico.
De las cuatro figuras, en primer plano, destaca el azul del manto de la Virgen y cómo los pliegues de este manto caen creando claroscuros, dando sensación de volumen y peso. Este azul contrasta con la calidez del ropaje amarillo de Zacarías.
El artista ha introducido elementos arquitectónicos en la pintura como la torre tras la escena principal o el puente cruzando el riachuelo, que por la forma en que está dispuesto, es el comienzo de un camino que se pierde poco a poco en esa lejana nebulosa. Siguiendo esta línea, es interesante observar cómo el artista ha ido difuminando el fondo y jugado con esas tonalidades frías y azuladas, ya que la atmósfera se nos presenta más desdibujada y pálida conforme va alejándose. Esta técnica, que recibe el nombre de perspectiva aérea, fue teorizada y aplicada magistralmente por Leonardo Da Vinci en pinturas tan emblemáticas como la Virgen de las Rocas o la mismísima Gioconda.
¿Sabías que…?
La pieza está realizada sobre soporte metálico, concretamente de cobre. Fue una técnica utilizada sobre todo en pinturas flamencas. A pesar de tener problemas a la hora de adherirse el pigmento, tenía como ventaja una buena conservación de la pintura ya que el soporte no se ve afectado por la humedad.