Románico, finales del siglo XI
Cúpula realizada en piedra
Catedral de San Pedro de Jaca
Ya estamos en octubre, y llega la explicación de una nueva obra de la catedral, en concreto, de su corazón, la cúpula. La oscuridad y la atmósfera de recogimiento que inundan el edificio hacen que a veces esta estructura pueda pasar desapercibida, pero basta prender las luces o fijar bien la vista en ella para poder admirarla en todo su esplendor.
Se alza sobre el crucero, funcionando como nexo de unión entre el cuerpo de naves y el altar. Está realizada en piedra y cuatro trompas sirven como apoyo para levantar la obra.
Se ha relacionado el parecido de esta cúpula con la de San Martín de Frómista en la provincia de Palencia; en ambas, el paso del cuadrado del crucero al circular de la cúpula se realiza mediante trompas que forman una figura octogonal intermedia.
La cúpula ha desatado muchas confusiones y distintas teorías. Para empezar, aparentemente no vemos ningún vano de iluminación en ella, pero si nos fijamos bien, justo en el centro de la cúpula, en la parte donde los nervios se cruzan, el colorido de los sillares cambia a un tono algo más rojizo y a un material distinto, la madera. Esta pieza antes no existía y por lo tanto, se abriría un vano que dejaría pasar perfectamente la luz, creando así una semejanza con el Panteón de Agripa en Roma, ciudad a la que el rey Sancho Ramírez viajó. Seguramente con este viaje quedaría impresionado con las grandes basílicas y monumentos de la antigüedad clásica, de los que seguramente recibiría influencia para así plasmarla en la catedral de su propia ciudad.
Asimismo, los nervios que forman la cúpula son cuatro, la dividen en ocho partes y no tienen ninguna función de aguante de la cúpula, siendo puramente decorativos y probablemente representando un segundo crismón a tamaño más grande.
¿Sabías que…? Mucho se ha hablado también de la posible influencia árabe de la obra, de tradición cordobesa. Quizás los arquitectos medievales aprendieran las técnicas constructivas de los musulmanes que a finales del siglo XI, cuando se estaba construyendo la catedral, ocupaban Huesca. Otra visión es que esta influencia no existe y se trata de una audaz e imaginativa solución constructiva que se anticipa en siglo y medio al arte ojival.