Románico, finales del siglo XI
Sillares de piedra y piedra labrada
Acceso occidental de la Catedral de San Pedro de Jaca
Uno de los espacios protagonistas de la Catedral de San Pedro es su portada principal. Por ello, la pieza de este mes de octubre queremos dedicarla a este lugar, que todavía mantiene intacto el ambiente que podía descubrir un peregrino al llegar a Jaca hace novecientos años.
El inicio de las obras de la catedral tuvo lugar hacia el año 1077, bajo el reinado de Sancho Ramírez y el obispado de su hermano García. Ellos fueron los responsables de supervisar la primera etapa de la construcción del templo, que se prolongó hasta 1082 e incluyó la construcción de la portada occidental, la parte más antigua del edificio. Esta fue concebida siguiendo los cánones habituales de la arquitectura románica: una puerta central flanqueada simétricamente por columnas y rematada con un tímpano pétreo, conjunto que cierran en su parte superior una serie de arquivoltas.
Dos son, sin embargo, los elementos que hacen excepcional la fachada principal de Jaca. El ajedrezado jaqués es el primero de ellos. Se trata de una moldura decorativa que se compone de billetes o pequeños tacos de piedra (de ahí que también se conozca como “taqueado”) y originalmente circundaba todo el templo. Se extendió a lo largo de la ruta jacobea probablemente por influencia de la seo jaquesa. El segundo hito de la portada es la inusual iconografía que alberga el tímpano, protagonizada por dos leones (símbolo de Cristo con un sentido penitencial) que flanquean un crismón trinitario. Este se considera el emblema del rey Sancho Ramírez, puesto que dicho símbolo hacía referencia a la Santísima Trinidad y manifestaba, en consecuencia, el apoyo del rey aragonés a la Iglesia de Roma en un momento de gran tensión política y religiosa en relación a este dogma.
El aspecto de esta fachada occidental cambió por completo a finales del siglo XII, cuando se cubrió con un gran porche abovedado que sería rematado cuatro siglos más tarde por un campanario. La función de este atrio era cobijar a peregrinos y vecinos de Jaca, que asistían a las puertas de la catedral en determinadas celebraciones litúrgicas de carácter penitencial. Sin embargo, estudios recientes realizados por investigadores como J. Martínez de Aguirre nos permiten imaginar la apariencia original de la portada, al haberse encontrado analogías con iglesias como San Millán de Segovia y otros templos románicos de tradición basilical italiana.
¿Sabías qué…?
La lonja principal acogió durante el siglo XX las esculturas que habían formado parte del retablo mayor de la Catedral. Este fue encargado a Juan de Bescós en 1598 y se componía de las figuras de los doce apóstoles. Fue desmontado en el siglo XVIII para proceder a la ampliación del ábside central. Dicho apostolado pétreo se retiró del atrio occidental a principios de este siglo, y desde entonces se conserva en los fondos de la Catedral.