Hoy en #pinceladasdearte vamos a acercarnos hasta el crucero de la catedral para hablar sobre técnicas de construcción en el arte románico.
Durante la edificación de iglesias durante la Edad Media, uno de los mayores retos a los que se enfrentaban los maestros de obras era el cierre de los techos. Al elevar los muros a decenas de metros de altura, las estructuras se volvían frágiles y podían venirse abajo. Para hacer frente a estos problemas, se necesitaban soluciones arquitectónicas que evitaran el desmoronamiento de los muros y que a la vez protegieran el interior del edificio.
Los constructores de la época románica podían utilizar diversas técnicas de cierre tras demostrar empíricamente su efectividad. En esta época no disponían de los métodos modernos que tenemos a nuestra disposición actualmente, y muchas veces se buscaban soluciones según el método de prueba y error hasta dar con una solución definitiva.
Para los techos de las naves centrales o el transepto, la opción más elegida era la de cubiertas de madera. El peso añadido a los muros era menor con este material que con las bóvedas de piedra y los soportes resistían fácilmente el peso de la techumbre. Sin embargo, el peligro de incendios y el constante cuidado de la madera provocaba el deseo de construir bóvedas de piedra más duraderas, con lo que se optaba por construir bóvedas de cañón o bóvedas de arista.
Otro de los desafíos de la época era la construcción de cúpulas que simbolizaban la presencia celeste en el interior del templo. Las cúpulas, de forma semiesférica, se construían normalmente en el crucero del transepto con la nave. Sin embargo, la planta cuadrada que formaban las dos naves principales al cruzarse, no constituían el soporte adecuado para la realización de cúpulas redondas. Para ello, los arquitectos idearon dos estrategias principales: las trompas y las pechinas.
Las trompas, presentes en la cúpula de la catedral de Jaca de la cual hemos extraído el ejemplo, son unas bovedillas semicónicas con el vértice hacia abajo y el lado más ancho hacia la parte superior. Estas trompas, como vemos en la imagen, permiten pasar del plano cuadrado al octogonal, y de ahí al circular.
Las pechinas son una forma simplificada de las trompas, en las que cuatro triángulos curvilíneos permiten pasar directamente del cuadrado al círculo para sustentar la cúpula, sin necesidad de elementos intermedios.
Así pues, hemos visto de manera bastante esquemática el proceso de evolución arquitectural, en la que el principal motor era dar soluciones a problemas técnicos a través de muchos intentos y errores. Finalmente, la difusión del arte románico europeo significará la utilización de soluciones similares en diferentes territorios e incentivará la creación de métodos de construcción innovadores, en los que los muros finos y la apertura de grandes ventanales darán paso a las nuevas formas del gótico y la invención de las bóvedas de ojiva.
Esperamos que os haya gustado nuestras #pinceladasdearte de esta semana.