Y volvemos otra semana con nuestras #pinceladasdearte y vamos a tratar otro tema bastante habitual en las visitas al museo: El Tetramorfos. Hablamos de las figuras que acompañan al pantocrátor y que responden a los cuatro evangelistas representados, simbólicamente, con una figura animal.
Etimológicamente la palabra “tetramorfos” proviene del griego y significa “cuatro formas” y aunque sea la más reconocida la interpretación románica, este tipo de representación ya era habitual en el Antiguo Egipto (donde los dioses se representan con cabeza de animal y cuerpo de hombre) y Mesopotamia donde podemos citar, por ejemplo, al “León alado de Nínive” (s.VII a.C.) hoy en el British Museum de Londres, donde apreciamos ese tetramorfos como un toro con cabeza humana, la barba rizada propia de los reyes, alas de águila y garras de león, salvaguardando la entrada al templo.
Dentro del arte cristiano, la principal fuente de inspiración proviene de la segunda teofanía del Libro del Apocalipsis (Ap. 4, 6-9), donde San Juan Evangelista describe de la siguiente manera la llegada de Cuatro Vivientes, que rodeaban a la divinidad entronizada: “El primer viviente era semejante a un león; el segundo viviente, semejante a un toro; el tercero tenía semblante como de hombre, y el cuarto era semejante a un águila voladora”. Seguramente esta visión viene inspirada la del profeta Ezequiel (Ez. 1, 5-10) en el siglo VI a. C. aunque a diferencia de lo anterior, para el profeta los Cuatro Seres son idénticos y polimórficos, es decir que tienen todos cuerpo de hombre, cuatro alas, pies de becerro y cuatro rostros unidos de hombre, león, buey y águila.
En cuanto a la representación de los Evangelistas con esta idea, conocemos a Mateo como hombre, ya que su evangelio destaca por la visión humana de la vida de Jesús ante la visión divina; Marcos como León, por destacar la determinación de Jesús y su fuerza de voluntad; Lucas como toro ya que su Evangelio destaca sentimientos de compasión y justicia de Jesucristo hacia la humanidad, y que podemos asociar a este animal; y Juan como el águila ya que su Evangelio trata de caracterizar lo más elevado y profundo del pensarde Cristo.
Existen diferentes fórmulas para representar un Tetramorfos. Una primera fórmula más simbólica, donde sólo observamos la figura de los animales independientes, normalmente alados. La segunda sería con cuerpo de hombre, cabeza de símbolo y alas. La tercera manera los representa como escritores o evangelistas, con alas, acompañados de su símbolo. Una fórmula menos extendida es aquella en la que los evangelistas sostienen en sus manos sus símbolos, y que podemos destacar, por ejemplo, en el ábside de San Juan Bautista de Ruesta.
En cuanto a la ubicación de los mismos, suele responder ésta a los cuatro rodeando a Cristo, ocupando San Marcos (León) y San Lucas (Toro) el espacio inferior, mientras que San Mateo (Hombre) y San Juan (Águila) se sitúan en el espacio superior, siendo muy habitual el lugar privilegiado, a la derecha del pantocrátor, que suele ocupar San Juan en las iglesias del Camino de Santiago, no sólo por la importancia de su Evangelio sino por ser hermano del apóstol.
En el arte cristiano no se comenzará a utilizar esta representación hasta el siglo V, cuando tras el Concilio de Hipona (393) se decide incluir los Libros del Apocalipsis dentro del Nuevo Testamento siendo muy habitual durante el período románico encontrarla en el cascarón del ábside, en la bóveda de la nave central o en la puerta occidental a los pies del templo, siendo ésta última la representación más habitual durante el gótico.
Y hasta aquí una nueva semana de #pinceladasdearte, esperamos que os haya gustado la explicación y que hayáis aprendido un poco más acerca de esta interesante representación de los Evangelistas. Hasta la semana que viene.