Cronología: Siglo XII
Procedencia: Ermita de San Juan Bautista de Ruesta (Zaragoza)
Autor:Maestro de Ruesta
Esta pintura decoró el ábside de la ermita de San Juan Bautista de Ruesta. La bóveda de horno está presidida por la imagen del Pantocrátor, Cristo en Majestad sedente inscrito en una mandorla, sosteniendo el libro sagrado con su mano izquierda y bendiciendo con la derecha. A ambos lados de la zona inferior de la mandorla aparecen sendos árboles, el de la izquierda del espectador de aspecto marchito y el de la derecha florecido.
La representación del Pantocrátor está flanqueada por cuatro medallones ocupados por los cuatro evangelistas y sus símbolos. En el ángulo superior derecho según se mira se encuentra San Juan acompañado de un águila; debajo San Lucas con un toro; en el lado superior izquierdo San Mateo como un hombre alado y debajo el resto de otro medallón parcialmente perdido. En el extremo derecho de la bóveda hay un serafín, ángel con tres pares de alas repletas de ojos.
Una greca con decoración geométrica separa la zona de la bóveda de la parte inferior, ocupada ésta por dos escenas que flanquean una ventana central con decoración a modo de casetones. A la izquierda del hemiciclo absidal se representó un Calvario que se encuentra en mal estado de conservación y a la derecha seis apóstoles de los que sólo Simón y Judas, los dos de la izquierda, pueden ser identificados con total seguridad gracias a las inscripciones conservadas sobre sus cabezas. Bajo la ventana, se dispuso un Crismón trinitario de formato cuadrado.
En estas pinturas se pone de manifiesto un claro predominio del dibujo con gruesas líneas, la aplicación de colores planos, la inexpresividad de los personajes y la bidimensionalidad. La obra presenta varias lagunas, siendo de mayor tamaño las del lado izquierdo ya que fue el espacio más afectado por las humedades.
Este conjunto pictórico está dividido en dos registros horizontales claramente diferenciados. La bóveda, ocupada por la imagen de Cristo en Majestad, el Tetramorfos y ángeles serafines, simboliza el espacio celeste, mientras que el hemiciclo, en el que se representa el Calvario y los apóstoles está dedicado a la zona terrestre. Junto a los apóstoles aparece San Pedro por lo que es posible que, enfrentado estuviese San Pablo, como los dos pilares fundamentales de la Iglesia. Junto a la imagen de Cristo, en el interior de la mandorla, aparecen siete pequeñas vasijas que representan las siete lámparas del Apocalipsis como símbolo de las siete iglesias de Asia o los siete dones del Espíritu Santo.
¿Sabías que…?
A pesar de que el artista sigue los preceptos habituales de la pintura románica como la bidimensionalidad, la aplicación de colores planos, la delineación de los contornos con líneas oscuras, etc. Es llamativa la falta de simetría en el registro inferior y la ausencia de ley de adaptación al marco como se advierte en los pies del Pantocrátor y en los evangelistas.