Pinturas murales de la iglesia de San Andrés de Sorripas (Huesca)

Proceden de la iglesia de San Andrés de Sorripas (Huesca).
1326-1350. Maestro de Sorripas

Pintura de formato vertical realizada con una reducida gama cromática a base de tonos azules y rojizos.


En el ángulo superior izquierdo se conserva parcialmente un medallón ocupado por un ser zoomorfo del que sólo ha llegado la parte inferior trasera. A la derecha hay una escena compuesta por tres personajes: un ángel con las alas desplegadas y junto a él un hombre y una mujer de menor tamaño con rasgos faciales similares entre sí. La mujer cubre su cabeza con una toca y el hombre, que es ligeramente calvo, une sus dos manos en actitud orante. Podría tratarse de los donantes de la obra.


Debajo de esta escena aparece un personaje nimbado que levanta su mano derecha en actitud de señalar, mientras que en la otra mano sujeta un objeto alargado de gran formato que se ha identificado con una llave antigua, bastante desproporcionada respecto al tamaño del hombre, lo que hace pensar que pudiera tratarse de San Pedro.


La zona inferior de la obra está ocupada por cortinajes.

El fragmento de la derecha se representa en formato vertical y presenta dos registros de decoración figurada en la parte superior y unos cortinajes en la zona inferior.


La escena superior muestra a la izquierda a tres mujeres ataviadas con largas túnicas que inclinan ligeramente sus cabezas hacia delante y portando, una de ellas, un objeto de color marrón. En el extremo derecho se conserva únicamente la parte inferior de un personaje. Esta escena puede representar el momento en que las tres Marías acuden al sepulcro de Jesús con los perfumes y encuentran al ángel.


La escena izquierda del registro inferior, de difícil interpretación, está compuesta por un ángel que se encuentra de pie y junto a él dos personajes en postura sedente. A la derecha se representa el «Noli me tangere», momento en que Jesús se aparece a María Magdalena, la cual se encuentra arrodillada a los pies de Jesús junto a un árbol seco.


El estilo del artista está marcado por un gran convencionalismo y abstracción en la representación de los personajes, a quienes dota de rasgos faciales muy similares. Asimismo, la sencillez de la ejecución se aprecia en la geometrización de los pliegues de los ropajes y en la reducida gama cromática utilizada.