RESTAURACIÓN DE LA TALLA DE LA VIRGEN DE UBIETO

MUSEO DIOCESANO DE JACA (HUESCA)

Ayer, 26 de mayo de 2025, tuvo lugar el acto de presentación de la restauración de una imagen muy especial, profundamente enraizada en la historia y la devoción de nuestras montañas: Una talla románica del siglo XII conocida como Virgen de Ubieto que permanecerá depositada y expuesta en las instalaciones del Museo Diocesano de Jaca, lo que ha sido posible gracias a la generosidad de los vecinos de Orna y Latrás, que han querido que sea aquí custodiada, protegida y admirada por todos.  

Además, como otras vírgenes románicas que habitan en este museo, la Virgen de Ubieto regresará cada año a su ermita el domingo de la Pascua de Pentecostés, manteniendo viva la tradición y el vínculo con su lugar de origen.

Esta restauración ha sido realizada bajo la supervisión técnica del Servicio de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural, en las instalaciones del Museo Diocesano de Jaca, gracias a la colaboración de esta institución dependiente del Obispado de Jaca, que trabaja activamente en la conservación y difusión del excepcional patrimonio de su diócesis, a la que pertenece esta talla.

Mención y reconocimiento especial también para las gentes de Orna y Latrás (pero también para las de Sieso y Artaso), que durante siglos han custodiado esta imagen con fe, respeto y dedicación. Sus antepasados y los presentes han sido los verdaderos guardianes de esta Virgen, y gracias a esa continuidad de afecto hoy podemos seguir contemplándola y admirándola.

La talla de Nuestra Señora de Ubieto, de un innegable valor artístico y espiritual, es una imagen románica de la segunda mitad del siglo XII que procede de la antigua ermita dedicada a la Virgen de Ubieto, situada entre las localidades de Orna de Gállego y Latrás, ambas entidades singulares pertenecientes al término municipal de Sabiñánigo (Huesca) y ubicadas en tierras del Serrablo meridional.

Esta pequeña ermita, aunque debió tener un origen medieval, fue reconstruida en el siglo XVIII y actualmente se encuentra en estado de ruina, conservando únicamente los muros de piedra que conforman su planta rectangular, desprovistos de cubierta. El dintel pétreo de la puerta de acceso conserva grabada la fecha de 1739.

Por esta razón, debido a la imposibilidad de conservar y venerar la talla en la ermita de la que procede, desde hace años ésta se ha custodiado alternativamente en casas particulares de las citadas localidades de Orna de Gállego y Latrás, llevándose en procesión hasta la ermita una vez al año.

Las vírgenes románicas, como la de Ubieto, no son solo imágenes de devoción: son emblemas de identidad. Durante siglos, han presidido las iglesias de nuestros pequeños pueblos, han sido objeto de plegarias en tiempos de necesidad y símbolo de esperanza compartida. Representan la continuidad de una comunidad que, a través de ellas, ha transmitido valores, memoria y fe de generación en generación. Recuperarlas es también recuperar parte de lo que somos.

Iconográficamente es una Virgen en Majestad sedente, del tipo Sedes Sapientiae o Trono de Sabiduría, expresión latina recogida en las letanías laurentianas para hacer referencia a este tipo de Theotokos o Madre de Dios representada como trono de la divinidad, de su Hijo. En este caso el niño Jesús aparece sentado sobre la rodilla izquierda de la Virgen, rompiendo ligeramente la simetría habitual en las primeras representaciones románicas de esta difundida iconografía mariana.

Ambas figuras se representan coronadas, frontales, hieráticas, sin apenas expresión en sus rostros ni comunicación entre ellas. El Niño levanta su mano derecha, claramente desproporcionada, en actitud de bendecir y con la izquierda sostiene el libro de las Sagradas Escrituras, mientras la Virgen extiende sus brazos en paralelo, enmarcando a su Hijo. Es probable que originalmente ella también sostuviese algún elemento en su mano derecha.

En el momento de la intervención el conjunto escultórico presentaba una repolicromía generalizada en las dos figuras tanto en las carnaciones como en las vestimentas. La Virgen viste una túnica roja, un manto azulado ribeteado en dorado y un velo ajustado a su cabeza. Sus pies, con zapatos también dorados, parecen reposar sobre un cojín verdoso. Por su parte el Niño viste una túnica verde y un manto dorado. Todos los colores son evidentemente simbólicos y muy vivos, pero totalmente planos, sin variaciones de tonalidad para conformar los pliegues de los ropajes.

Por último, el trono que acoge las figuras está totalmente repintado en rojo y presenta una peana con gradas curvas en su parte inferior.

La talla, de 67 cm. de altura, está realizada en madera (tres bloques con diferentes tipos de uniones) con grandes nudos de origen y su estado de conservación de partida era claramente deficiente. Se detectaba presencia de suciedad superficial (polvo y cera principalmente), así como pequeñas fisuras y grietas tanto en el soporte lígneo (que además presentaba la huella de un ataque puntual de xilófagos en la parte trasera) como en la policromía y su capa de preparación, con levantamientos y pérdidas puntuales, que en las carnaciones dejaban entrever puntualmente tanto la capa de preparación como la policromía original.

Por otro lado, la talla presenta algunas adiciones posteriores como las manos derechas de la Virgen y el Niño, que en ese momento se encontraban ligeramente separadas del resto de la talla, o las coronas de orfebrería que ambos lucen, añadidas a raíz de un cambio de gusto estético sobre las talladas en madera.

En cuanto a su protección legal, esta talla se encuentra incluida en el Inventario de bienes muebles en posesión de instituciones eclesiásticas en Aragón con el número IIC ARAGÓN 8669 y, por tanto, tiene la consideración de Bien Inventariado del Patrimonio Cultural Aragonés en virtud de la Disposición Adicional Novena de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, de Patrimonio Cultural Aragonés.

Teniendo en cuenta la protección cultural, el interés histórico-artístico y el deficiente estado de conservación de esta talla de la Virgen y el Niño, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón encargó a la conservadora-restauradora de bienes culturales Dª Inmaculada Piedrafita Puértolas su restauración por un importe de 5.021,50 € y con un plazo de ejecución de dos meses (entre octubre y diciembre de 2024).

Una vez realizadas las catas de inspección necesarias para conocer la existencia y extensión de las posibles policromías subyacentes, se decidió respetar la capa de repolicromía generalizada, de calidad y en buen estado de conservación, de la indumentaria de la Virgen y el Niño, así como del trono. Sin embargo, en el caso de las carnaciones y la peana, más burdas y en peor estado de conservación, con craquelados y pequeñas pérdidas, se optó por recuperar la policromía subyacente, más fina y de mejor calidad artística.

Los trabajos de restauración han consistido en una serie de intervenciones encaminadas a recuperar su integridad física y dignidad estética, que resumidamente han consistido en la limpieza química gradual y selectiva de dorados y policromías, tras los pertinentes ensayos y pruebas de solubilidad, en la estabilidad de policromías en peligro de desprendimiento, devolviendo la cohesión y adhesión al estrato pictórico mediante la consolidación y el sentado de policromías y preparación, en la reintegración cromática de lagunas y pequeñas pérdidas, previamente estucadas y siguiendo  el criterio de discernibilidad, y en la aplicación de una capa de protección final del conjunto escultórico.

También se ha procedido a la limpieza y estabilización de las coronas de plata, que se expondrán junto al conjunto escultórico, pero no se colocarán sobre las cabezas de la Virgen y el Niño para evitar manipulaciones y roces que pongan en riesgo su conservación.

Todo el proceso de restauración, junto con una detallada documentación gráfica y fotográfica del mismo, se encuentra recogido en la correspondiente memoria final de la intervención.

Con esta restauración no solo recuperamos una obra del románico: honramos la memoria colectiva de nuestros pueblos y reafirmamos el papel esencial que tiene el patrimonio en la identidad de nuestras comunidades.

Gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Que la Virgen de Ubieto, ahora renovada, siga siendo símbolo de protección y testimonio de belleza durante muchos siglos más.

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