Románico. Segunda década del siglo XII
Relieve. Piedra labrada
Procede de la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós
Este mes de septiembre salimos del MDJ para hablar de una pieza excepcional conservada en el convento de las Benitas de Jaca, el sarcófago de Doña Sancha. Con ella seguimos celebrando el Año Santo Jacobeo, ya que se trata de una obra “peregrina” en sí misma; en 1662 fue trasladada desde su emplazamiento original, el monasterio de Santa Cruz de la Serós, para reencontrarse con las monjas benedictinas en el nuevo convento que estas ocupaban en Jaca desde 1555.
Sin embargo, la historia del sarcófago se remonta hasta principios del siglo XII, cuando fue creado seguramente por iniciativa del rey Pedro I (con el que su tía doña Sancha mantuvo una estrecha relación tanto familiar como política). Originalmente ubicado en el convento de Santa Cruz, donde había residido la propia Sancha, en el enterramiento trabajaron dos escultores que decoraron por completo sus cuatro caras.
La mano del primer escultor ha sido rastreada también en la Catedral de Jaca y en San Pedro el Viejo de Huesca, si bien esta es su obra culmen y la que le da nombre: “Maestro del Sarcófago de doña Sancha”. A él le debemos las dos caras cortas del enterramiento, decoradas con un crismón trinitario (símbolo por excelencia de la monarquía aragonesa) y dos grifos enfrentados (animales cuyo sentido está ligado a la resurrección y al mundo funerario). También realizó la cara principal del sarcófago, protagonizada por el alma de doña Sancha, que está siendo elevada a los cielos por dos ángeles. Flanqueando esta escena central, aparecen dos arcos que acogen grupos de tres personas: las de la derecha son tres mujeres en actitud de conversar (probablemente un retrato de Sancha y sus hermanas), mientras que los hombres que aparecen a la izquierda son religiosos (quienes estarían celebrando las exequias de la condesa).
El segundo de estos maestros, de estilo más geométrico y sencillo, realizó la parte posterior del sepulcro; la composición es protagonizada por tres guerreros, acogidos por sendos arcos y columnillas. Bajo la primera arcuación aparece un hombre luchando contra un león, que ha sido identificado como David o Sansón, mientras que los arcos restantes albergan a dos caballeros atacándose entre sí. Ambas escenas podrían simbolizar la lucha del paganismo contra el cristianismo, hipótesis que se ve reforzada al considerar que el momento histórico en el que vivió Sancha estuvo condicionado por la Reconquista.
¿Sabías que…?
El sarcófago de doña Sancha nos demuestra que, pese al vacío que denotan las fuentes escritas, algunas mujeres medievales lograron ocupar espacios de poder y ser figuras relevantes en la corte y el ámbito político. No obstante, generalmente estos eran casos excepcionales: en nuestro país encontramos pocos ejemplos de sarcófagos femeninos de época románica, como los de Doña Mencía de Lara (Palencia) y Doña Blanca de Navarra (Nájera).