Románico, principios del siglo XII
Pintura al fresco arrancada y traspasada a lienzo
Procede de la iglesia de Santa Eulalia de Mérida de Susín
Este mes de febrero os proponemos redescubrir una de las pinturas murales más emblemáticas de la colección del MDJ, popularmente conocida como los “Llorones” de Susín. Este y otro fragmento conservado en los fondos del Museo fueron trasladados desde la iglesia parroquial de Susín tras su despoblación en 1966. Ambos procedían de la cabecera románica del templo, muy deteriorada debido a la reestructuración de este en el siglo XVIII y al paso de los siglos, lo que a día de hoy hace imposible conocer cuál pudo ser el programa iconográfico representado en origen en este espacio.
El fresco expuesto en las salas del Museo muestra a una pareja de jóvenes imberbes y nimbados. Se les ha dado el nombre de “Llorones” debido a que apoyan sus rostros sobre su mano derecha, convención gestual que en el arte medieval expresaba tristeza o meditación. El fondo dividido en franjas de intensos colores y la total ausencia de expresividad y movimiento en las figuras son características propias de un estilo románico arcaizante muy próximo al que podemos encontrar en las pinturas de Tahull. No obstante, el pintor innovó tratando de representar el brazo izquierdo de estos santos en escorzo, si bien el resultado es algo tosco ya que las manos parecen flotar entre los ropajes.
En un segundo fragmento de pintura no expuesto podemos apreciar el flanco izquierdo de un tercer personaje, del que solo puede deducirse que eleva su brazo (tal vez para adoptar una postura de oración) y que también está tocado con un nimbo o velo rojizo. Junto a la figura aparecen unas letras latinas y una omega, pero su mal estado de conservación impide interpretar el sentido de esta inscripción.
Los investigadores han propuesto distintas causas para la tristeza de los misteriosos “Llorones”. En opinión de A. Durán Gudiol, su actitud doliente se debería a que ambas figuras serían testigos del martirio de Santa Eulalia, titular de la iglesia de Susín, mientras que A. García Omedes los ha identificado como apóstoles que contemplarían la Ascensión de Cristo. Por su parte, M.C. Lacarra Ducay los pone en relación con los frescos de San Esteban de Almazorre, descubiertos en 2008; los “Llorones” serían apóstoles a los pies de un Calvario, tema que también aparece en la iglesia sobrarbense y, en su opinión, los dos conjuntos habrían sido realizados por un mismo taller pictórico.
¿Sabías que…?
Aunque Susín fue despoblado en la década de 1960, una de sus vecinas, Angelines Villacampa, quiso devolver la vida y la belleza al pueblo de sus antepasados. Ella sola emprendió la restauración de Susín y creó la Asociación Mallau, cuyos voluntarios se reúnen el último sábado de cada mes para continuar la tarea que ella inició. Angelines falleció en 2013, pero su recuerdo ha quedado escrito para siempre en cada piedra de Susín.