Para conmemorar la reciente festividad del Primer Viernes de Mayo en Jaca, el #SabiasqueMDJ de hoy está dedicado a las ilustres damas que han de realizar su desfile montadas a caballo.
¿Sabías que en la Edad Media, las damas de alta cuna tenían que montar en caballos domados específicamente para amblar y evitar así los zarandeos poco femeninos?
El término amblar, del latín ambulare “andar”, se refiere a los caballos o mulas entrenados para andar o caminar moviendo las patas delantera y trasera de un mismo lado a la vez. Para entender mejor este fenómeno, nos podemos fijar en la representación de la Huida a Egipto de Navasa, s. XII.
En la imagen podemos observar a la Virgen, ataviada con ricos ropajes, sentada sobre un caballo y llevando a su hijo en brazos. Esta posición sobre el caballo es típica de las mujeres de las más altas capas sociales a partir de la Edad Media. En ese momento las damas montaban a mujeriega, es decir, con ambas piernas a un lado del animal, en lugar de montar a horcajadas como los hombres. Las monturas utilizadas por las damas eran relativamente pequeñas, menos robustas y más tranquilas que los corceles caballerescos. De este modo, para que la montura no las zarandeara mucho ya que montar a mujeriega era menos estable, se enseñaba a los caballos destinados a las damas a amblar moviendo la mano y la pata de un mismo lado en cada paso. Se decía que de esta forma las mujeres mantenían una postura más elegante y, sobre todo, permitía a las damas de preservar su posible embarazo.