Para estas nuevas #pinceladasdearte nos vamos a la portada occidental de nuestra catedral para acercarnos al crismón que encontramos dentro del tímpano y al que hemos denominado como «crismón trinitario» ya que se trata de un elemento muy particular.
Si hablamos del crismón como anagrama de Cristo, éste existe ya desde época romana ya que los símbolos XP eran usados en estandartes desde la época de Constantino I El Grande (272-337) y es que según cuenta la tradición, un crismón se le aparece en una visión durante la Batalla de Puente Milvio (312) junto al lema en griego «con esto vence»(«In hoc signo vinces«). Este anagrama no es más que la superposición de las dos primeras letras de «Cristo» en griego, la ji (X) y la ro (P) y ha quedado como emblema de victoria tanto militar como espiritual.
Pero el crismón de nuestra catedral presenta diferencias, o mejor dicho, añadidos que le confieren un sentido diferente y que como modelo, quedará marcado en diferentes iglesias y monumentos durante el reinado de Sancho Ramírez, seguramente para remarcar la importancia de la idea de la Santísima Trinidad. Y es que unos años antes de que el rey viajara a Roma para rendirle vasallaje al papa Alejandro II en el año 1068, se había producido el Gran Cisma de 1054 y la iglesia romana defendía a ultranza de la Santísima Trinidad. Podemos decir que este crismón de Jaca es una especie de «campaña» en favor de la iglesia romana.
Con respecto a la interpretación del crismón existe mucho escrito, desde que la «S» que se añade se refiere al Espíritu Santo, y que acompañarían a la P (la ro griega convertida en la «P» latina del Padre) y a la X (la ji griega mantenida como inicial de Cristo). Seguramente nos estamos refiriendo a la lectura más «básica» del crismón. Otra versión, seguramente más próxima a su verdadera lectura, nos indica que la letra P puede referirse al Padre, la A al Hijo y la X sería el Espíritu Santo, conformando implícitamente la palabra PAX, entendido como un símil trinitario y que ya aparecía en diversos poemas de la literatura medieval. Esta última teoría se basa en la posible referencia del texto en latín que lo rodea de la palabra DUPLEX, que no aludiría a la «S», ya que en tiempos de Augusto esa nominación se le daba a la «letra doble», es decir, a la «X». Estas teorías pueden depender de la interpretación que le demos a la inscripción en latín que circunda el crismón: «HAC IN SCVLPTVRA. LECTOR SIC NOSCERE CVRA: P.PATER. A GENITVS. DVPLEX EST SPS ALMVS: HI TRES IVRE QVUIDEM DOMINVS SVNT VNVS ET IDEM». (Lector, en esta escultura trata de conocer esto: que P es el Padre, A el Hijo, la «SC (X)» el Espíritu Santo. Los tres son en realidad el único y el mismo Señor).
Además de lo anteriormente mencionado el crismón se divide en 8 zonas que hemos asociado con la idea de Eternidad y con 8 margaritas de 10 pétalos, que nos invitan a pensar en el Paraíso.
Mucho se ha escrito y mucho se sigue escribiendo de nuestro crismón. Desde esta sección nos gustaría remarcar lo fascinante que sigue siendo el encontrarnos con nuevas aportaciones. Nuevos debates que van apareciendo cada día con respecto a este y otros muchos temas relacionados con este arte y que nos invitan a pensar en lo «vivo» que está y en lo mucho que, estamos seguros, aún nos queda por descubrir. Por lo que en parte, nos gustaría dedicar estas #pinceladasdearte a todos aquellos estudiosos y amantes del románico que día a día nos descubren cosas nuevas y nos invitan a tener la mente siempre alerta para seguir disfrutándolo.