Inmaculada Concepción
Ámbito Barroco MDJ. Anónimo. S.XVII
Este mes hemos elegido la imagen de la Inmaculada Concepción que encontramos en el ámbito barroco de nuestra biblioteca. Y es que el 8 de diciembre se celebra esta festividad siendo además, una de las representaciones más conocidas y populares de la Virgen en toda la Historia del Arte.
Tras un largo proceso de devoción popular y desarrollo iconográfico, el Dogma de la Inmaculada Concepción será proclamado el 8 de diciembre del año 1854 durante el papado de Pio IX, en la bula Ineffabilis Deus, en la que se recoge «(…) que la Virgen María fue preservada de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción (…)». Diez años más tarde este mismo papa concederá a los sacerdotes españoles el privilegio de poder vestir casulla color celeste durante la Festividad de la Inmaculada por la defensa de este dogma.
La iconografía de la Virgen Inmaculada es diversa: así la podemos ver representada como el abrazo entre San Joaquín y Santa Ana delante de la Puerta Dorada, o más habitualmente, como una mujer joven revestida de sol, enviada por Dios a la Tierra, coronada de doce estrellas, pisando sobre una media luna y rodeada de símbolos de las Letanías Lauretanas (el sol, la luna, la estrella del mar, el jardín cerrado, la fuente, el pozo de agua viva, el cedro del Líbano, el olivo, el lirio, la rosa, el espejo sin mancha, la Torre de David, la Ciudad de Dios, la puerta del cielo…). Va a ser esta última la manera más representada desde el Concilio de Trento (1545-1563), y está basada en una de las visiones de San Juan en el Apocalipsis, y en el Cantar de los Cantares y la Tota Pulchra.
Pero quien va a definir esta representación mariana en nuestro país va a ser el pintor y tratadista barroco Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, por encargo de las jerarquías eclesiásticas y que se verá reflejado en su libro «El Arte de la Pintura» en el año 1649. En esta idea de representación barroca entraría nuestra obra, de la que desconocemos el autor y que hemos datado en el S.XVII, en la que aparece la Virgen sobre la media luna, revestida de una túnica blanca y manto azul, como símbolos de pureza y eternidad. Este simbolismo, en origen, se piensa que estaría evocando la castidad de la diosa pagana Diana, aunque hay también quien aduce la posibilidad que esté asociada a la victoria en la batalla de Lepanto (1571) sobre la media luna turca. Aparece coronada por la docena de estrellas y está acompañada por ángeles y querubines, mientras pisa con fuerza sobre una serpiente o dragón, simbolizando su dominio sobre el pecado. La ausencia de los elementos alusivos a las letanías se corresponden con los modelos compositivos de este momento.
¿Sabías que…?
Tras el llamado «Milagro de Empel» el 8 de diciembre del año 1585, en el que los Tercios de Flandes obtienen una importante victoria gracias a la intercesión de la Inmaculada Concepción, ésta se va a convertir en patrona de los Tercios de Flandes e Italia, siendo patrona del Arma Infantería de España desde el año 1892. Durante el reinado de Carlos III es proclamada también, patrona de España.