#PinceladasdeArte 6. Técnica del fresco.

En nuestra sexta semana de #pinceladasdearte queremos adentrarnos en un término que seguramente es el más repetido durante las visitas a nuestro museo. Y es que, si por algo el conocido el MDJ es por la maravillosa colección de pintura al #fresco que compone nuestra colección. Y precisamente ese término, #fresco, es al que queremos acercarnos mediante una breve explicación.

Debemos comenzar hablando de esta técnica pictórica como una reacción química, la carbonatación, que se provoca cuando la cal del enlucido se combina con los gases carbónicos del aire, convirtiéndose en una superficie compacta en la que incluye dentro de sí el color. Todo esto vendría explicado mediante la fórmula: Ca(OH)²+CO² –>CaCO³ +H²O. Aunque todo esto vamos a tratar de simplificarlo mediante nuestra explicación.

Como ya vemos, la base del proceso de la pintura al #fresco es bastante compleja, y es que para empezar debemos preparar muy bien el muro, convertido en soporte, mediante diferentes capas de cal. Se aplica una primera capa llamada #enfoscado, directamente sobre el muro. Una segunda capa denominada #arricciato o #revoco, y una tercera capa, la más fina, llamada #intonaco o #enlucido, sobre la que se aplicaran directamente los pigmentos antes de que se seque, ya que una vez seca esa última capa, los colores quedarán «incrustados» en el muro. En el caso de haber #arrepentimiento del artista (ver nuestra primera semana de #pinceladasdearte), la opción será picar o añadir sobre éste una última capa de enlucido y taparlo. Nos faltaría hablar de la #sinopia, un boceto a tamaño real o guía para el artista sobre el que profundizaremos en otra semana de nuestras #pinceladasdearte. Con respecto a la pintura al #fresco en el románico, Francisco Rezzo indica que esta forma de trabajar este tipo de pintura se hereda directamente de la tradición bizantina.

En cuanto a la historia de esta técnica pictórica, hemos de decir que no se trata de una técnica exclusiva del románico. Y es que ya se conocía en el Antiguo Egipto, o en la Antigüedad Clásica donde podríamos destacar esos maravillosos frescos pompeyanos que tanta información nos ha proporcionado sobre cómo era la sociedad romana, o qué decir de esos muros al #fresco que decoran la Capilla Sixtina, para muchos el culmen de la pintura en la Historia del Arte.

En cuanto al porqué se decoraban las iglesias en el románico se debía a que esta decoración tenía una misión: la de enseñar a aquellos que no sabían leer, problema que afectaba principalmente a las clases más bajas de la sociedad en la Edad Media, y es por ello que se les daba la oportunidad de reflexionar sobre las Sagradas Escrituras a través de la imagen. Las iglesias se decoraban como si fueran cómics en los que se mostraban los pasajes de la Biblia y así el fiel, que solía acudir a la celebración de la misa, sabía interpretar lo que estaba viendo. Podemos decir que el arte románico respondía a una auténtica «sociedad de la imagen».

Desgraciadamente el paso del tiempo y el período barroco, que consideraba el arte románico en general y la pintura en particular, como un arte tosco, bárbaro y pasado de moda, es lo que ha provocado que nos haya llegado una cantidad relativamente pequeña de frescos románicos. Es en este período artístico cuando se eliminaron gran parte de las pinturas de las iglesias románicas, aunque en el mejor de los casos se encalaban de nuevo las iglesias al gusto de nuevo estilo y quedaban «guardados», los #frescos románicos durante cientos de años. Este último motivo es el que ha hecho que a día de hoy podamos disfrutar de pinturas como las aparecidas en las localidades de Bagües, Navasa, Urries, Ruesta o Susín, que actualmente forman parte de la colección de nuestro museo y que fueron arrancadas y traspasadas a lienzo mediante la técnica del #strappo.

Sabias qué…?

En el siglo XII, las líneas que contornean las figuras se repasan con color negro, excepto en el románico italiano o francés donde por lo general se utiliza el ocre rojo. Precisamente este ocre rojo es el usado en las figuras de las escenas de la iglesia de los santos Julián y Basilisa de Bagües, y es una de las razones que nos ha hecho pensar que el artista que realiza tan sublime obra podría haber llegado del otro lado de los Pirineos.

Esperamos que os haya gustan gustado nuestras #pinceladasdearte de esta semana.

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