Enero 2014. Epifanía de Navasa (Huesca)

Hacia 1200

Fresco y temple arrancado y traspasado a lienzo

En enero hemos elegido como pieza del mes la escena de la Epifanía de las pinturas murales que decoraban la iglesia de la Asunción de María en Navasa (Huesca).

Este fragmento, que representa la Epifanía y la Huida a Egipto, decoraba el lado derecho del ábside, mientras que el Pantocrátor acompañado de los evangelistas ocupaba la bóveda. En esta pieza podemos observar algunos de los rasgos propios de la pintura románica como el hieratismo de las figuras y las gruesas líneas de color negro que perfilan los contornos. Asimismo, tanto los personajes como las escenas están identificados con inscripciones, lo que denota la finalidad didáctica que tuvieron estas pinturas. 

Otra característica de este estilo es que no se representan espacios reales, sino que los fondos suelen ser bandas de colores planos, en este caso una franja de color azul en la parte superior y una verde en la zona inferior. Sin embargo, cabe destacar la localización de las escenas mediante sencillos recursos; así, el artista ubica la Epifanía en un interior al presentar a la Virgen y el Niño bajo un arco de medio punto con cortinajes atados a las columnas, elemento de tradición bizantina, mientras que transmite la idea de que la Huída a Egipto se desarrolla al aire libre al delimitar la escena con dos árboles de esquemática ejecución.

En esta pintura de Navasa se recoge la forma más habitual de representar la Epifanía en el arte medieval, según la cual se muestra a la Virgen sedente con el Niño en su regazo frente a los Reyes Magos. Uno de ellos se postra ante Jesús, que aparece en actitud de bendecir, mientras los otros esperan con sus presentes, en lo que constituye una alusión al vasallaje imperante en la sociedad feudal. Además de las figuras, completa la escena la estrella que sirvió de guía a los magos, de ahí que uno la señale.

¿SABÍAS QUÉ…?

Aunque la Epifanía es un tema muy frecuente en la historia del arte, ha variado mucho iconográficamente. El número de reyes es diverso según la representación, ya que el evangelio de Mateo sólo menciona que unos magos venidos de Oriente acuden a adorar a Jesús, sin especificar su número, aunque al citar tres presentes (oro, por su condición de rey; incienso, por su condición divina, y mirra, por su condición humana) podría deducirse que éste era su número. A pesar de que en algunas representaciones artísticas tempranas aparecen dos o cuatro reyes, acabó por prevalecer el número tres, ya que teológicamente alude a la Trinidad, además esta cifra permite relacionarlos con las edades de la vida (senectud, madurez y juventud) como se aprecia en esta obra, y considerarlos delegados de las tres partes del mundo entonces conocido.

En el siglo XIV hace su aparición la figura del rey negro para reforzar el mensaje de la universalidad de la salvación y aludir a los territorios conocidos, aunque esta iconografía no se hará habitual hasta el siglo XVI.

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