Románico, principios del siglo XII
Piedra labrada
Procede de la catedral de San Pedro de Jaca
El enigmático “Maestro de Jaca” y una de sus más bellas labras, el Capitel de las Ondas, son los protagonistas de la Pieza del Mes de julio. Escultor anónimo, su trabajo en la Catedral de Jaca se ha vinculado con obras procedentes de importantes templos románicos como el de San Martín de Frómista, Santiago de Compostela y Saint Sernin de Toulouse. Las características que definen al Maestro de Jaca son su impronta clasicista, el rico tratamiento de las telas y las cuidadas anatomías de sus personajes.
Todos estos rasgos se aprecian en el Capitel de las Ondas, el primero se encuentra el visitante al entrar al interior de la catedral por la portada sur. En su cara principal, un misterioso diálogo es mantenido por dos personajes enfrentados. El de la izquierda es un joven que apenas cubre su cuerpo con una toga ceñida al hombro, y que con su diestra señala hacia el interior del templo. Le agarra del brazo izquierdo una figura de formas femeninas con el torso descubierto, que le acerca su rostro enmarcado en una larga melena. Unos extraños pliegues ondulantes (¿telas?, ¿agua?) que decoran toda la cesta del capitel cubren a esta mujer hasta el abdomen, mientras ella apunta con su mano hacia la puerta de la catedral y la adyacente plaza del mercado.
Flanqueando a la pareja central hay dos seres alados agachados y parcialmente cubiertos por las ondas, que tocan el aulós (flauta griega de doble caña). El de la izquierda está desnudo y posee cabellos rizados, entre los que se distingue una oreja puntiaguda. Las cabezas de ambos están siendo agarradas por unas criaturas de aspecto demoniaco, que parecen ser las causantes de las ondulaciones que recubren la mitad inferior del capitel.
Los investigadores que han estudiado este capitel románico coinciden en que su temática gira en torno a la idea de la tentación. Las ondas que envuelven la escena probablemente sean aguas agitadas, antítesis del Bautismo. La mujer, ya sea una sirena, una ninfa o una alegoría del mal, seduce al joven intentando llevarlo hacia la ciudad, lo profano. Él resiste a la tentación y le indica la opción que ha escogido: el interior de la catedral. Fiel a su estilo, solo el Maestro de Jaca podría conseguir dar a un mensaje moralizante la forma de un thiasos marino clásico.
¿Sabías qué…?
Los instrumentos de cuerda y los de viento no tenían la misma consideración en la Edad Media. Los primeros se consideraban apropiados, y frecuentemente ponen sonido a las portadas románicas siendo tocados por ángeles músicos, mientras los aerófonos se asociaban al pecado y a lo dionisíaco. Los aulós se tocaban en la Antigua Grecia durante los cultos a Dioniso y otras deidades de la fertilidad, por lo que enfatizan el carácter pecaminoso de las figuras del Capitel de las Ondas.