Barroco, siglo XVII
Oro esmaltado
Procede de la catedral de San Pedro de Jaca
Este mes celebramos la festividad de San Lorenzo en todo el Alto Aragón y, especialmente, en la ciudad de Huesca, por lo que la pieza que hemos elegido para agosto es la figura de un pequeño San Lorenzo esmaltada en azul y blanco.
La pieza fue encontrada en un lugar muy especial, la reliquia de santa Orosia, conservada en el altar mayor de la catedral dentro de una urna de plata del siglo XVIII. Junto a ella también se hallaron una treintena de joyas pinjantes pendiendo de las telas y mortajas con las que están envueltas las reliquias de la patrona de Jaca. El término pinjante es un sinónimo de colgante y también puede aplicarse a la arquitectura, en referencia a las decoraciones colgantes que decoran la intersección de los nervios de las bóvedas tardogóticas, como puede observarse en la Catedral de Jaca.
Debido a su interés histórico-artístico gran parte de estas joyas se exponen desde 2016 en el museo y son valoradas como piezas independientes por su gran valor cultural. Todas ellas son donaciones de obispos, mercaderes y nobles, regaladas a la santa en agradecimiento por la concesión de milagros o en búsqueda de protección. Es cierto que el culto a San Lorenzo es mucho más popular en la Hoya de Huesca que en el Alto Aragón, por lo que es probable que esta joya fuese donada por un oscense, uniéndose de esta manera el culto a dos de los santos más importantes de región, San Lorenzo y Santa Orosia.
San Lorenzo nació en Huesca en el siglo III. Cuando en el año 257 Sixto II fue nombrado papa de Roma, este santo oscense se trasladó a la Ciudad Eterna para ser diácono. Fue en estos años cuando el emperador Valeriano llevó a cabo duras persecuciones contra los cristianos, por lo que el Papa, consciente del riesgo que corrían los Tesoros de la Iglesia, entregó a San Lorenzo numerosas reliquias para que las pusiera a buen recaudo, entre las que figuraba el Santo Grial.
San Lorenzo fue decapitado en el año 258, aunque antes de ser martirizado tuvo tiempo de enviar las reliquias a Huesca para ponerlas a salvo. Su martirio consistió en ser quemado vivo en una parrilla, objeto que porta siempre en su mano y que facilita su identificación. San Lorenzo es también patrón de los bibliotecarios porque porta un libro, vinculado a su papel como diácono y administrador de los Libros Sagrados.
¿Sabías que…? Cuando se sacaron de la urna las joyas, aparecieron separadas la figurita de San Lorenzo y la parrilla, por lo que en un primer momento se pensó que fuera la imagen de un diácono anónimo. No obstante, durante la catalogación de las piezas se pudo constatar que la parrilla encajaba perfectamente en la mano del santo, pudiendo ser identificado finalmente como San Lorenzo.