Noviembre 2015. Claustro de la catedral de Jaca

Claustro de la Catedral

S.XII

La obra seleccionada de este mes de noviembre no es una pieza en sí, sino que nos gustaría contar brevemente la evolución arquitectónica del ámbito más importante del museo y en torno al cual se expone la colección románica que ha dado al MDJ prestigio internacional:  nos referimos al claustro de la catedral de Jaca.

Debemos reseñar que la Seo jaquesa contó con dos claustros, aunque del más pequeño sólo tenemos referencias documentales, habiéndose conservado el de mayores dimensiones  y que se convirtió en el corazón de la vida en común de los canónigos jaqueses que, desde el siglo XI hasta el siglo XIV vivieron en comunidad dentro de los muros catedralicios siguiendo la regla canonical de San Agustín. Por ello, el claustro fue el espacio en el que se celebraban actos litúrgicos pero también servía como lugar de enterramiento, paseo, lectura y meditación.

Evidentemente, una catedral románica como la de Jaca, tuvo un claustro románico que fue levantado a comienzos del siglo XII y que presentaría una configuración muy semejante a los cercanos del monasterio viejo de San Juan de la Peña o San Pedro el Viejo de Huesca. Tuvo planta rectangular y sus cuatro crujías se abrían mediante arcos de medio punto trasdosados con impostas de ajedrezado y apeados en sesenta columnas simples o dobles que soportaban capiteles románicos de temática vegetal, geométrica o historiada. En el centro había un patio abierto presidido por una fuente rodeada de diversos tipos de plantas aromáticas, medicinales y culinarias, de las que se ha hecho una recreación en el actual jardín del MDJ.

Tras la secularización del cabildo catedralicio en 1302 se produce un abandono del espacio claustral y algunas dependencias quedaron en estado ruinoso. En el siglo XVII se decide intervenir y parar aquella decadencia. En esa reforma, en la que participan los maestros Juan Bautista Bastida y Pedro Tornés, se sustituyen las techumbres de madera por bóvedas de crucería y se cerraron los paramentos desmontando la antigua arquería románica de la que todavía pueden admirarse algunos elementos como los cimacios reaprovechados como material de relleno en los muros del claustro actual. Varios de los capiteles románicos quedaron repartidos por dependencias catedralicias y han sido recuperados con el tiempo y hoy forman parte de la excepcional colección del MDJ, que exhibe un conjunto de capiteles cuyo clasicismo y cuidada labra, permiten relacionarlos con las mejores composiciones del románico español.

Paseando por las crujías podemos encontrar hasta una treintena de notas necrológicas o esquelas que recuerdan a personajes fallecidos y que fueron colocadas en los muros con la intención de que quién las leyera, rezara por su alma. Estas inscripciones, algunas de ellas de muy bella factura, van desde la simple inscripción, de un apellido o un lugar, a otras más complejas que recuerdan quienes eran, su cargo y su fecha de nacimiento. En el ala norte del claustro encontramos, abierta en el suelo y cubierta actualmente con un cristal, el lugar en el que se velaban los cuerpos antes de ser enterrados.

¿Sabías que…? En la configuración actual del claustro se han conservado empotrados en los muros varios aguamaniles que en origen se situaban al lado de las capillas devocionales con las que contó el claustro primitivo.

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