En la segunda entrega de nuestras #pinceladasdearte queremos centrarnos hoy en la explicación del término #reintegración aplicado a la restauración de obras de arte y más concretamente, al laborioso e increíble trabajo de reintegración, volumétrica y cromática, que los restauradores realizaron con las tablas de San Miguel de Abena del MDJ.
Abena (Huesca) es un pequeño pueblo situado a unos 20 kilómetros de Jaca, al que se accede siguiendo la carretera que conduce a Navasa, desde la antigua N-330. En su iglesia parroquial, escondidas tras un retablo barroco, el archivero del Obispado D. Felipe García Dueñas, encuentra en muy mal estado de conservación las dos tablas de las que hoy hablamos. Dos pinturas obra de Juan de la Abadía el Mayor, destacado representante del gótico hispano flamenco en Aragón y son datadas a finales del siglo XV. Su temática está relacionada con San Miguel Arcángel y el Llanto sobre el Cristo muerto y el Salvador.
Éstas se encontraron partidas en mínimos fragmentos de apenas unos centímetros, con la madera que les servía de soporte totalmente carcomida. Los restauradores tuvieron que acometer un ingente trabajo de consolidación, limpieza y #reintegración volumétrica y cromática.
Según la definición de Ana Calvo en su obra Conservación y restauración. Materiales, técnicas y procedimiento de la A a la Z, @reintegración volumétrica es una técnica que consiste en «integrar estéticamente una obra completando sus pérdidas, en este caso de soporte, teniendo en cuenta la naturaleza de los soportes de la pieza original para la elección de los materiales que se usarán en la reintegración». El criterio que se utiliza actualmente consiste en respetar totalmente la obra original, sin falsificaciones o reintegraciones que puedan llevar a engaño, valorando adecuadamente su aspecto estético.
Por supuesto, ese mismo criterio debe cumplirse a la hora de realizar una reintegración cromática de la que existen diferentes fórmulas aunque nosotros vamos a centrarnos hoy en el #puntillismo. Esta técnica, realizada a punta de pincel, consiste en la yuxtaposición de pequeños puntos de colores que se fusionan en el ojo del espectador resultando la tonalidad deseada. De lo que se trata, por tanto, es que no sea perceptible desde lejos (a la distancia normal de contemplación de una obra de arte) pero que sea clara a la hora de acercarnos. Se hace imprescindible la labor de documentación por lo que cuando ésta falta o es insuficiente, se reintegra con una tinta plana cuyos tonos se aproximen al de la falta para que ese color neutro no llame la atención.
Por último debemos indicar que la #reintegración, como cualquier otra intervención sobre una obra de arte, debe ser siempre reversible, respetando el original y actuando siempre lo mínimo necesario.
Como ya hemos comentado, y viendo el estado en que se encontraron las pinturas de Abena, queremos destacar la labor de los restauradores de arte. Un trabajo paciente, minucioso, detallista y respetuoso que, lamentablemente muchas veces pasa desapercibido, pero con el que podemos contemplar estas joyas del arte en todo su esplendor.
Esperemos que os haya gustado nuestra #pinceladasdearte de esta semana, y no olvidéis que podéis disfrutar de estas magníficas tablas en el ámbito del Renacimiento del MDJ.