UN PASEO POR LAS ALTURAS (I). Las llaves de bóveda.

A comienzos de esta semana, aquellos que nos han visitado se han sorprendidos por el despliegue que ha supuesto el cambio de algunas de las luces que se encontraban fundidas en el templo.

Ya podéis suponer que una obra de tal envergadura necesita de una compleja logística por la altura del edificio. Es por este motivo que unas cintas han impedido el acceso a diversas zonas debido a la necesidad de hacer el cambio de luminaria con una tijera elevadora de gran tamaño para solventar la altura y poder acceder al lugar que ocupan aquellos elementos.

Para nosotros ha supuesto una nueva oportunidad para poder subir a las alturas de nuestra catedral y acercarnos como nunca a algunos de los capiteles. Además, se nos ha permitido tener una vista de las naves difícil de obtener de otra manera.

Uno de los elementos más interesantes que hemos podido fotografiar son las llamadas “llaves de bóveda” de las nervaduras de nuestra catedral desde el S.XVI. Estos curiosos elementos (por el que por cierto muchos visitantes nos preguntan) están realizados en madera. Algunos se encuentran “cerrados” por escudos nobiliarios de familias de Jaca que realizaron algunas de las capillas o de canónigos relevantes como el canónigo Hervás, que fue aquel que sufragó el retablo de piedra de finales del S.XVI que presidió el altar mayor de nuestra catedral hasta la reforma de 1792. Siendo, por cierto, Juan Bescós el encargado de realizar, no sólo aquel retablo dedicado a San Pedro, si no también las nuevas bóvedas de la nave central. De esta manera se cerraba el trabajo que Juan de Segura había realizado allá por 1520.

Otras “llaves de bóveda” o “bovedillas” se encuentran cerradas con una “piña decorativa”. Simbólicamente, apuntan algunos especialistas, lo que se pretendía con estos cierres que solían estar policromados era representar un cielo estrellado.

Así que, a partir de ahora, cuando miréis al “cielo” de nuestra catedral, no dudéis en percataros de estos curiosos elementos.

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